La Diligencia

A mediados del siglo XVIII se inicia la construcción de carreteras en sentido moderno, revistiendo el firme de algunos caminos de tierra. Se establecen desde ese momento la nomenclatura de las carreteras, la diferenciación en categorías de las mismas y su mantenimiento a cargo de ingenieros y personal cualificado (1).
Estas actuaciones, en su mayor parte precarias, solo logran,  en 1850 (cien años después) , alcanzar los 8000 km de rutas en todo el país; siendo prácticamente radiales, partiendo de Madrid en busca, fundamentalmente, de puertos marítimos. Algunas  provincias españolas desconocen, en ese tiempo, lo que es una ruta pavimentada.
Continúan siendo, por tanto, los caminos térreos, de firme o piso natural, el soporte por donde se realiza la mayor parte del trasporte de personas y mercancías: más de 200.000 km de estos caminos se trazan en los mapas de Tomás López de finales del siglo XVIII.
Los medios de locomoción eran numerosos y en algún casos pintorescos. En las grandes ciudades: la posta, la mala, la diligencia; en las localidades pequeñas: el patache y la galera o faetón de agua.
Viajar era una actividad lenta, en muchos casos penosa y, sobre todo, muy cara.

diligencia correo de Salamanca 1895

A pesar de la situación, el transporte de viajeros por diligencia alcanza su época dorada en la década de los 40 y 50 del siglo XIX. Comenzaron a funcionar en 1816 y consiguieron rápidamente el reconocimiento como el mejor medio de transporte, por su mayor velocidad y comodidad, pero sobre todo por su organización comercial, con horarios fijos y paradas concretas en fondas y posadas denominadas paradores.
Salamanca comunica por medio de diligencias con Madrid y las capitales de provincia cercanas. El negocio parece funcionar e incluso se observa competencia entre las empresas que ofrecen los servicios.
Así, en Noviembre de 1851, se establece una segunda  empresa que ofrece servicio a Madrid, por el Escorial y Ávila, en unas 30 horas (20 de camino) y a precios muy económicos. El viernes, 7 de noviembre de 1851 según se anuncia en "el correo salmantino", el coche que entró en la ciudad a las doce y media de la mañana, después de tres horas de descanso en El Escorial, otras tres en Ávila y una en Peñaranda, anduvo las treinta cuatro leguas antiguas que hay desde Madrid por el Escorial en 22 horas y media. ¡Al parecer, un récord histórico!


La antigua empresa que cubría el servicio a Madrid, no tardó en contraatacar publicando el siguiente anuncio en "el correo salmantino" en 1 de enero de 1852:

"PRIMITIVAS DILIGENCIA de Salamanca a Madrid.  Esta empresa, habiendo hecho una radical reforma en sus tiros , cuyos resultados ha conocido ya el público, y concluido en sus talleres coches nuevos de la mas segura construcción para el camino a la corte y comodidad para los señores viajeros: asistidos por mayorales cuya probidad y afabilidad es proverbial en las carreras que han servido, y con zagales prácticos en el camino; ha dispuesto, desde el 1º de enero próximo, establecer su servicio alternado, saliendo los días impares y entrando los pares en los puntos finales de carrera, dando en Ávila descanso competente y cuidando que las comidas sean servidas con el mayor esmero y equidad posible en los puntos establecidos. El despacho que ahora está en el convento del Carmen frente a la Aduana, se traslada a la Plaza Mayor, número 41, donde se dará razón de los precios de asientos, arrobas etc. a los señores que se dignen honrarnos con su confianza."

Sin embargo, a mediados el siglo XIX, la aparición del ferrocarril y el decidido apoyo del gobierno a este nuevo sistema de trasporte (2), en perjuicio del trasporte por carretera, provoca el abandono en el  trazado y mantenimiento de la red de carreteras principales, lo que a la postre llevó a la desaparición de las grandes líneas de diligencias, quedando relegadas a las rutas donde no llegaba el ferrocarril. Con el objeto de sincronizar el transporte por carretera con el  ferrocarril se trató de potenciar la red viaria secundaria, pasando en 1890 a disponer de 28621 km de rutas pavimentadas (macadam), sin embargo, la sincronización nunca llegaría a funcionar totalmente.

Sea por la competencia, el mal estado de las carreteras, la llegada del ferrocarril a Medina o cualquier otra causa, el servicio directo a Madrid desde Salamanca quedó interrumpido en 1857, teniéndose que realizar el viaje por Valladolid. Servicio que también peligraba, poniendo a Salamanca al borde del aislamiento; reclamándose, con urgencia, la conclusión o arreglo de las carreteras de Ávila, Valladolid y Zamora y, sobre todo, el tramo de ferrocarril con Medina del Campo.

Desde 1860 funcionó el servicio diario, de ida y vuelta, de diligencias desde Salamanca a Medina del Campo, ofreciendo los billetes de tren para continuar el viaje hasta Valladolid. El servicio trataba de sincronizar su llegada a Medina del Campo con la salida de un tren hacia Valladolid. De esta forma el viaje a Valladolid podría hacerse en ocho o nueve horas. Los precios establecidos de 100, 85 y 70 reales, respectivamente por asientos de berlina y coche de 1ª, interior y 2ª  y  Cupe y 3ª desde Salamanca, supusieron un abaratamiento del viaje a Valladolid pero nada comparable a los precios que ofrecían los viajes en tren, ya que el  viaje desde Medina a Valladolid podía hacerse por un mínimo de 8 reales y un máximo de 20.
Otros servicios a Madrid se realizaron haciendo el empalme en Sanchidrián.

Diligencias en la Plaza Mayor. 1892 Venancio Gombau

La llegada del ferrocarril a Salamanca, en 1877, hizo desaparecer el servicio a Medina y perjudicó al de Zamora que perdió el trasporte del correo, para desaparecer totalmente con la puesta en marcha del tramo de ferrocarril Salamanca-Astorga por Zamora. Sin embargo, se mantuvo la linea con Ávila, cuya linea de ferrocarril se retrasaba considerablemente.
En 1891, el panorama de las comunicaciones en Salamanca era el siguiente:


COCHES DILIGENCIA

Para Béjar. — Administración, Plaza de los Bandos; salida, a las nueve y media de la mañana; llegada, a las cinco de la tarde.

Para Vitigudino. — Administración,  Plaza de los Bandos; salida, a las nueve y media de la mañana; llegada, a las cinco y media de la tarde (¡este viaje duraba solo 9 horas!)

Para Alba de Tormes. — San Justo; salida, a las tres de la tarde; entrada, a las once de la mañana.

Para Ledesma. —Administración Parador de los Toros, Plaza Mayor; salida a las cuatro de la tarde; entrada a las doce de la mañana.

Para Zamora. —Administración Plaza de los Bandos; salida a las ocho de la noche; llegada a las cinco de la mañana.

Para los Baños de Ledésma. — Administración, Parador de los Toros; salida a la llegada de los trenes; entrada a la salida de los trenes.


FERROCARRILES

Salida

Salamanca a Medina:
Tren correo.....   10.14 noche
Tren misto......     4.56 tarde

linea Ciudad Rodrigo:
Tren correo.....   5.01 noche
Tren misto........  5.15 tarde

linea Barca d'Alba
Tren correo.....   5.01 noche
Tren misto........  5.15 tarde


llegada

Medina a Salamanca
Tren correo.....   4.49 noche
Tren misto.......   8.19 tarde

linea Ciudad Rodrigo
Tren correo.....   9.58 noche
Tren misto.......  9.07 tarde

linea Barca D'Alba
Tren correo.....   9.58 noche
Tren misto.......  9.07 tarde



La llegada de los vehículos con motor de explosión, considerados inicialmente como un capricho de ricos, logró la desaparición total de los servicios de diligencias a partir de la segunda década del siglo XX. Había llegado el automóvil que en poco tiempo consiguió relegar a un segundo plano al todopoderoso ferrocarril.


(1) Nace la figura del "peón caminero".

No sería el único intento de modernizar el país en el periodo de la ilustración. El Canal de Castilla fue otra tentativa, prácticamente fallida, de establecer una vía de comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento que sufría la meseta castellana por causa de su ortografía y su deficiente red viaria.
(2) Apoyo que conduciría a la bancarrota del estado. La poca utilización de las líneas férreas creadas, llevó a la quiebra a muchas compañías de ferrocarril y con ellas a sus inversores, entre ellas el Estado Español que tuvo que suspender pagos en 1866.