Charles Clifford

Charles Clifford fue un fotógrafo británico, nacido en Gales hacia 1819, que ejerció toda su carrera en España donde destacó como fotógrafo monumentalista, paisajista y de obras públicas, siendo más escasos los retratos costumbristas. A pesar de no ser considerado como un fotógrafo retratista, mantuvo gabinete en Madrid y retrató a la reina Isabel II y a la familia real española, así como también a la reina Victoria de Inglaterra. Charles Clifford fue miembro de la Societé Francaise de la Photographie y de la Royal Photographic Society.

Clifford en Madrid

Grabado de La Ilustración 
del 18-01-1851. 
Los pormenores de la vida de Clifford anteriores a su llegada a Madrid, en los últimos meses de 1850, son totalmente desconocidos, ignorándose los detalles de dónde aprendió el oficio de fotógrafo y qué razones tuvo para venir a España. Esta ignorancia ha desatado diversas teorías acerca de los motivos de su visita, en las que se apunta la posibilidad de que fuese un espía o un masón. Según el periódico madrileño El Clamor Público del día 12 de enero de 1851, Clifford se encontraba en Madrid junto a su esposa Jean y un tal A. Goulston realizando ascensiones en globo aerostático. Las diversas noticias, recogidas en la prensa, tratan el evento poco menos que como una actuación circense dentro de un espectáculo taurino celebrado en la plaza de toros de la Puerta de Alcalá. Sin embargo un artículo aparecido dos meses antes en el mismo diario parece añadir una intención distinta al puro entretenimiento en las ascensiones en globo, "Daguerrotipo veloz. No podemos por menos que recomendar al público el nuevo método de retratar al daguerrotipo, invención de los célebres aeronautas Mr. Clifford y Goulston, no solo por su exactitud y perfección, sino por la sorprendente prontitud con que se hacen", y continúa después, "Parece que si consiguen verificar las ascensiones que tienen proyectadas, piensan reproducir el panorama de Madrid a vista de pájaro". El artículo relaciona a Clifford no solo con la fotografía y sus nuevas técnicas, sino más específicamente le delata como pionero de la fotografía aérea. Además, el apellido Goulston, tal como aparece en la noticia, podría tratarse, según algunos investigadores, de un error en su transcripción del cajista de imprenta y sugieren que se referiría en realidad al litógrafo y grabador francés Alfred Guesdon (1808-1876), conocido por las litografías aéreas que realizó en varias ciudades europeas para ser publicadas en la revista La Illustration, Journal Universel de París a mediados del siglo XIX. Algunas de estas ciudades eran españolas como Alicante, Barcelona, Toledo, Valencia, Cádiz, Sevilla, San Sebastián y Madrid, que incluyó, junto a otras en la obra "L´Espagne a vol d´oiseau". Hauser y Delarue, Paris. ca. 1855 (La España a vuelo de pájaro). Aparte de su indudable calidad, la exactitud en los dibujos de Guesdon permiten la sospecha de que tuvo en su realización la ayuda de la nueva herramienta de la fotografía. La ocultación de este hecho es común en los dibujantes y grabadores de la época que gustaban de calificar su trabajo como "obtenido del natural", aunque existen en muchos casos pruebas de no ser así. No existen, sin embargo, pruebas de la relación entre Clifford y Guesdon, ni existen tampoco pruebas de trabajos fotográficos aéreos de Clifford, solo las sospechas mencionadas.


Vista de Madrid con la Plaza de toros de la Puerta
de Alcalá.  A .Guesdon. Litografía iluminada




Clifford permaneció en Madrid, donde abrió un establecimiento de fotografía en el nº11 de la Puerta del Sol, “El Daguerrotipo Inglés”, donde, además de ofrecer el tradicional daguerrotipo sobre planchas metálicas, anunciaba retratos en papel con las técnicas fotográficas más modernas de la época (en aquel momento el calotipo, a partir de 1856 comenzó a utilizar colodión húmedo). Además de retratar, impartió cursos de las distintas técnicas fotográficas.
A fines de ese año trasladó su gabinete a la calle de la Montera 45 y 47 (Pasaje Murga).

Las dificultades financieras le acosaron pronto y en 1852 se vió obligado a traspasar su estudio a Cecilio Corro, miniaturista de la Casa Real. El acuerdo entre ambos compromete a Corro a pagar la deuda que Clifford había contraído con un comercio de óptica, a cambio Clifford se encargaría de enseñar en el oficio de la fotografía a Corro. Según Rachel Bullough, “la buena relación que surgió entre ambos, podría haber dado lugar a un primer contacto con la Casa Real”, contacto que culminó en la elaboración de un álbum para conmemorar la presentación en sociedad de la princesa de Asturias en febrero de 1852. La relación con la Casa Real no terminaría hasta la muerte de Clifford, su trabajo representó un gran servicio a la política propagandística de la reina con la realización de diversos álbumes y series fotográficas en los que Clifford trató de dar una imagen de progreso y dignidad a lo que en realidad era todo desorden y corrupción en el reinado de Isabel II. A parte de dinero, esta relación le facilitó acceso a los ambientes aristocráticos y económicos que le proporcionaron diversos trabajos. 

Clifford y Salamanca


Tras la pérdida de su gabinete, marchó a Inglaterra para ponerse al día en las técnicas fotográficas y aprovisionarse de nuevo material. Regresó a España en 1853.
Un encargo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando le inicia en los viajes por España. Junto a 15 alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura, perteneciente a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, realizó una expedición artística a Salamanca dirigida por el profesor don Francisco Jareño. Tal vez esta expedición animó su interés por el patrimonio monumental, su conservación y su documentación, interés del que dejó gran constancia en su trabajo posterior.

Iglesia de Sancti Spiritus.
Charles Clifford 1853.
Photografias: Salamanca y Ávila

Iglesia de Sancti Spiritus.
Charles Clifford 1858.
Metropolitan museum of Art.



Iglesia de San Esteban.
Charles Clifford 1853.
Photografias: Salamanca y Ávila


Iglesia de San Esteban.
Charles Clifford 1858.



Las Catedrales.
Charles Clifford 1853.
Photografias: Salamanca y Ávila

Las Catedrales.
 Charles Clifford 1858.


Fachada de la Universidad.
Charles Clifford 1853.
Photografias: Salamanca y Ávila

Fachada de la Universidad.
Charles Clifford 1858.
Biblioteca Digital Hispánica

Torre del Clavero
Charles Clifford 1853.
Photografias: Salamanca y Ávila


Torre del Clavero.
Charles Clifford 1858.



Durante las cuatro semanas de permanencia en la ciudad, la expedición realizó un enorme trabajo: cincuenta dibujos de gran tamaño, más de treinta vistas fotográficas y multitud de vaciados en yeso. Los pormenores de la expedición quedaron bien determinados en esta carta que D. José Picón, uno de los jóvenes estudiantes de arquitectura, remitió al periódico madrileño El Clamor Público y que este publicó el 29 de mayo de 1853.

« SALAMANCA 23 de mayo de 1853.
Salamanca es un verdadero tesoro de bellezas artísticas, de grandes recuerdos históricos. Quien recorra las calles de la población tan animadas en otros tiempos y tan tristes y sombrías en la actualidad, se verá asaltado de un sentimiento doloroso al contemplar iglesias destruidas, murallas ruinosas, tumbas profanadas y escombros por todas partes. Sus monumentos, apenas conocidos de nacionales y extranjeros, están condenados al más lamentable abandono. Tan pronto, se convierte en cuartel una iglesia magnífica, tan pronto se destruye un edificio de gran mérito para dar paso á la alineación de una carretera. Los antiquísimos baluartes y las almenas del gran puente, han sido demolidos. San Adrián, donde reposaban los ascendientes del duque de Abrantes se está derribando ahora mismo. A ruego nuestro suspendieron esta tarea impía para que dibujáramos los mutilados restos de sus ruinas venerables. San Vicente el Real, el colegio de Cuenca y el convento de San Agustín, donde; yacen olvidadas las cenizas de Fr. Luís de León, fueron destruidos por eI cañón francés después de la batalla de Arapiles. El gran San Bernardo y Los conventos de Guadalupe y San Gerónimo, están arruinándolos para sacar materiales de construcción. Ahora se destruyen magníficos edificios sirviendo sus despojos para levantar casas mezquinas ó para satisfacer la insaciable codicia de un especulador. Tal es la misión vandálica de los contemporáneos. Apenas podemos recorrer sin el llanto en los ojos, el teatro de tantas miserias y desastres. En Salamanca padece mucho el corazón del verdadero artista. Por doquiera se ven millares de edificios tachonados de escudos nobiliarios. Ligeros perfiles, molduras graciosas, relieves admirables, ornatos suntuosos: todo sirve de albergue a las lechuzas y las golondrinas. La yerba crece dentro de las mismas iglesias cuyas puertas aparecen decoradas con telas de araña. Todos los monumentos notables de Salamanca pertenecen en general a tres épocas. Los bizantinos, del siglo XI al XII como la catedral vieja, Santa María de los Caballeros, las puertas de San Adrián, San Martín y San Julián y otros edificios. Los de la transición del gótico al renacimiento de 1.500 en adelante, como la catedral nueva, el célebre convento de Santo Domingo, donde se albergó Cristóbal Colón, la casa de la Salina, el palacio de Monterrey hoy duque de Alba, la casa de las Muertes, el colegio del arzobispo, obra del insigne Berruguete y otros muchos. Los demás, como el seminario de jesuitas, son greco-romanos de Vignola, desde el siglo XVII hasta nuestros días. En algunos de ellos se nota la huella extravagante del fecundo Churriguera. También existen aun las ruinas de un convento hecho por Juan Herrera, según el mismo estilo que el del Escorial. 
La expedición artística, compuesta del ilustrado joven pensionado en Roma D. Francisco Jareño, de míster Clifford, fotógrafo inglés, de un escultor de la real academia y de quince alumnos de la escuela de arquitectura, ha hecho trabajos intensos en el corto intervalo de cuatro semanas. Más de cincuenta dibujos de gran tamaño, treinta vistas fotográficas y multitud de vaciados en yeso prueban el entusiasmo y la perseverancia de los jóvenes artistas. Las autoridades y los vecinos de la población han dispensado á los viajeros sus obsequios y atenciones. El arquitecto de Salamanca, Sr. Cafranga, y D. Vicente Lafuente, catedrático de esta universidad, les han proporcionado toda clase de noticias y auxilios. El domingo inmediato se abrirá exposición pública de los trabajos en el local que el señor gobernador designe.
Las expediciones artísticas, nuevas entre nosotros, se deben á la incansable actividad del director de la escuela de arquitectura, D. Narciso Páscual y Cólomer, quien á fuerza de molestias y constancia ha conseguido que el gobierno destine una cantidad insignificante para empresas de tanta importancia como esta.
Además de los trabajos citados, he venido a Salamanca dos semanas después que mis compañeros para formar las crónicas históricas de todos los edificios notables. Como Ud. conocerá; para hacer estos estudios literarios se requiere un tino y una instrucción de la que absolutamente carezco. Sí la buena intención supliera estas cualidades, de seguro saldría airoso con mi empresa. Me hago la cuenta que de no hacerlo yo nadie se tomaría esta molestia.»

El trabajo de Clifford quedó recogido en el álbum Photografias: Salamanca y Ávila: Expedición de 1853. El álbum se compone de 32 fotografías (28 de Salamanca y 4 de Ávila) de papel a la sal (calotipo), pegadas sobre un soporte de papel de 635 x 440 mm. Muchas de las fotos van firmadas o selladas en el papel soporte y dos firmadas en el negativo. Todas llevan el cabecero "Expedición de 1853" y los lugares que se fotografiaron en tinta azul. Técnicamente la utilización del calotipo, con su imagen difusa, dota a las láminas obtenidas de un carácter pictórico y en cierta manera misterioso, muy cercano a la estética del romanticismo.
El investigador Fontanella cataloga, entre las obras de Clifford, nueve imágenes salmantinas que por estilo y técnica corresponderían a esta expedición y que tal vez fueran desechadas para la realización del álbum, elevando a 37 el número de la imágenes salmantinas.
Clifford volvió con toda probabilidad a Salamanca en 1858 repitiendo alguna de las fotografías tomadas en 1853, con las que sin duda no se encontraba satisfecho, y añadiendo algunas otras que no había realizado. Años más tarde escribió sobre Salamanca: “Esta ciudad es un manjar para los amantes de la arquitectura, y quizás en ningún sitio se verán mejores ejemplos de piedra tallada, pero éstas se están convirtiendo a paso rápido en objetos bajo la mano cruda de la utilidad, sobre todo desde la expropiación de las propiedades de la iglesia, las ruinas caen en manos de los especuladores privados a cambio de poco más que el valor de las piedras; nosotros mismos hemos visto portales selectos y tumbas de mármol desmontados y vendidos en cantidades suficientes para llenar un carro, con el fin de utilizarlos en la reparación de los caminos.”(A Photographic Scramble through, Londres 1863)

Voyage en Espagne

Ese mismo año, 1853, realizó un reportaje sobre las fuentes del palacio real de la Granja de San Ildefonso. Realizó tres copias de cada fuente para ser entregadas a la reina Isabel II, la reina Victoria de Inglaterra y la emperatriz francesa, Eugenia de Montijo. 

En enero de 1854, Clifford se instaló en el cuarto piso del nº 39 de la Carrera de San Jerónimo (posteriormente trasladaría, en 1857, su estudio a Cava Alta, 1; en 1858 de nuevo a la Carrera de San Jerónimo pero en el nº 16 y por último en 1862 a la calle Isabel la Católica, 12).
Ese año presentó por primera vez 12 vistas de España en la exposición de la Sociedad Fotográfica de Londres. Las fotografías correspondían a lugares de Madrid, Salamanca, Segovia y La Granja. Salvo Madrid, el resto de los lugares eran fotográficamente desconocidos para el público británico, aunque sí formaban parte de los itinerarios turísticos de la literatura de viajes, ya que hasta ellos había llegado viajeros como Richard Twiss en 1773, o Joseph Townsend en 1786 y dibujantes como Richard Ford, que dibujó Salamanca en 1831 y Segovia en 1832, y George Borrow en 1836. 
A lo largo de su carrera, Clifford presentó su obra en varias exposiciones de la Societé Francaise de la Photographie y en Inglaterra sólo volvió a presentar 46 imágenes en la exposición de la Architectural Association Fotógrafos en 1858.

En esta época comenzó a gestar el proyecto de publicación de una colección sobre monumentos de España, que probablemente quiso denominar Voyage en Espagne. Tras realizar en 1855 un viaje fotográfico por Andalucía, partió a París e Inglaterra para poner en marcha el proyecto. Se tienen muchas dudas acerca de si fue realmente publicada la colección o si solo fue el título de su obra presentada en distintos certámenes. La colección, en este último caso, lejos de estar cerrada se iría acrecentando con el tiempo, lo que a la postre fue lo que ocurrió.
Desde 1856 fotografió algunos de los proyectos de mejora de la ciudad de Madrid, obras como la de la Puerta del Sol, o las 28 fotografías de la construcción, entre 1856 y 1859, del canal y acueducto de la reina Isabel, la obra pública más importante de la época destinada a suministrar agua a Madrid. Además realizó otros tarbajos monumentalistas como el álbum de la Alameda, treinta fotografías realizadas en el Palacio que los Duques de Osuna tenían en las afueras de Madrid. 

En 1858 presentó a la reina el álbum de vistas realizadas en las provincias de Toledo, Cáceres y Badajoz, entre ellas figuraban las muy famosas del monasterio de Yuste. Ese mismo año visitó y fotografió las provincias del norte de España, siguiendo el viaje de S.S.M.M. los reyes de España por Castilla, Galicia y Asturias. Más tarde tras una breve estancia en Madrid, fotografió las provincias de Barcelona, Tarragona y Zaragoza. Sirviendo por aquel tiempo de corresponsal de algunas revistas ilustradas madrileñas. 

En 1860 realizó el álbum vistas fotográficas del puente de Alcántara, documentando la restauración realizada en 1858 tras haber sido parcialmente destruido en la guerra de la independencia.

En 1861, a modo de continuación de Voyage en Espagne, publicó en Londres el libro A Photographie scramble Through Spain (Peripecias fotográficas por España). Se trataba de un catálogo de fotografías con una introducción a modo de manual basado en su largos y a veces penosos viajes por España, de la que casi siempre ofrecía un aspecto positivo. "Los problemas que encuentra un fotógrafo no son pocos, viajando en un país en el que se desconocen las comodidades del transporte; en el que las temperaturas llegan a alcanzar hasta los 40 a la sombra; en el que el agua es tan difícil de encontrar como en el mismísimo desierto del Sáhara y en el que, debido a la extrema sequedad del suelo, el polvo es la regla absoluta y no la excepción. Añádase a esto el hecho de que, por imperativos del considerable tamaño de las fotografías, el equipo es necesariamente grande y puede llegar a pesar hasta 300 kgs.. Con toda esta parafernalia debidamente equilibrada y sujeta a lomos de las mulas y hasta nuestra animosa persona cargada de similar manera, iniciamos nuestras excursiones a las cuatro de la mañana. Imagínense nuestra excitación y desasosiego a cada tropiezo de estos orejudos animales, que amenazaban con destruir nuestras frágiles cubetas, lentes, placas y probetas”.
Ese mismo año, 1861, realizó el álbum Recuerdos fotográficos del viaje de S. M. la Reina a Cataluña, Aragón y Baleares compuesto por 60 láminas de los principales sitios visitados. 

Clifford y las reinas

En 1861 retrató a la reina Isabel II antes de viajar a Inglaterra para también retratar a la reina Victoria por encargo de la reina Isabel. El retrato lo realizó el día 14 de noviembre de 1861 en el castillo de Windsor, aunque algunos investigadores sostienen que fue realizado por solicitud de la propia reina de Inglaterra. Cualquiera que fuera la incitación de los retratos, ambos fueron muy reproducidos y estaban disponibles en tamaño de 275 mm x 215 mm y de tarjeta de visita.
A su regreso de Londres trajo la mayor máquina conocida hasta ese momento, con la que se podían obtener vistas de metro y medio de lado (No se había implantado aún el procedimiento de ampliación fotográfica).

Retrato de Isabel II por
Charles Clifford en 1861.
foto Wikipedia

Retrato de la reina
Victoria de Inglaterra
Charles Clifford 1861

Su muerte y el Álbum monumental de España

En 1862 acompañó a la corte en su viaje por Andalucía y Murcia realizando un álbum con 97 tomas fotográficas que fue montado por Jean Clifford, ya que este trabajo sería el último de Charles Clifford. Murió prematuramente el 1 de enero de 1863 a la edad de 43 años, tras varios meses postrado en cama debido a un aneurisma. Sus restos mortales fueron conducidos desde su casa en la calle Isabel la Católica nº12 hasta el Cementerio Británico de Madrid, donde fueron depositados. Su viuda, que siempre había formado parte activa del negocio familiar regentando el gabinete madrileño durante las prolongadas ausencias de su marido, concluyó el trabajo de las 30 copias del álbum de Andalucía y Murcia y el encargo de fotografiar el Tesoro del Delfín, además de continuar con la publicación de las vistas monumentales de España y con el negocio retratista que trasladó a la calle Mayor nº 18 y 20 piso 4º izquierda. Ella fue la primera mujer admitida en la “Societé Francaise de la Photographie” en 1856, donde figuró como miembro hasta 1885. 

Tras la muerte de Clifford fue publicado en 1863 el Álbum monumental de España: colección fotográfica de sus mejores obras arquitectónicas, una edición de 319 fotografías presentada en cinco tomos. El último de estos volúmenes se completó con imágenes de otros fotógrafos españoles. 

Diez años separan este álbum con el de Salamanca de 1853, diez años en los que Clifford realizó una intensa actividad fotográfica de la cual, muy probablemente, no se ha dicho la última palabra. 


Fotografías de Clifford

Clifford, Charles. Fotografías en la Biblioteca Digital Hispánica.
Clifford , C., Album de vistas fotográficas del Puente de Alcántara. 1860



Fuentes:

Piñar Samos, Javier y Sánchez Gómez, Carlos. Clifford y los álbumes de la academia.
Clifford , Charles.  A photographic scramble through Spain , London, A. Marion. 1861
Fontanella , L., Clifford en España: un fotógrafo en la corte de Isabel II , Madrid, Ediciones El Viso, 1997.
Bullough Ainscough, Rachel. Charles Clifford en la exposición de la Photographic Society de Londres en 1854. Espacio, Tiempo y Forma, Serie VII, H.a del Arte, t. 25, 2012, págs. 173-184
Gámiz Gordo, Antonio .Paisajes urbanos visto desde globo: dibujos de Guesdon sobre fotos de Clifford hacia 1853-55. Revista de expresión gráfica arquitectónica. 2004