Plaza de los Bandos



Esta céntrica plaza es una las más queridas por los salmantinos después de la Plaza Mayor. Sus antiguos orígenes la conformaron como lugar de asentamiento de casas principales de los aristócratas que formaron la bandería de Santo Tomé. 
En el siglo XX se convirtió en el centro neurálgico de las actividades económicas y comerciales de la ciudad. Su futuro imediato parece dirigirse hacia la cultura.

Plaza de los Bandos en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012












La plaza de los Bandos


La iglesia de Santo Tomé de los Caballeros fue erigida en el siglo XII, durante la segunda repoblación de Salamanca que Alfonso VI encomendó a su yerno Raimundo de Borgoña. Se situó fuera de la cerca vieja y muy cerca de la principal vía hacia el norte de la ciudad, la Vía de la Plata.

Tanto Santo Tomé como el resto de las parroquias establecidas en ese periodo, tuvieron un papel fundamental en la construcción del espacio urbano extramuros, al constituirse en centro de un barrio o colación y formar una red vial interparroquial que dio origen a muchas calles medievales, por alguna de las cuales todavía podemos caminar. En torno a las iglesias, incluso pegadas a ellas, se agolpaban la casas, corrales y talleres de la colación y a pesar de ser grande el número de parroquias y de encontrarse muy cercanas unas a otras, no fue posible conformar como urbano el espacio entre las distintas colaciones quedando mucho terreno baldío entre ellas, ocupar este espacio sería el objeto de la tercera repoblación.

Junto a Santo Tomé, como en otras muchas parroquias, se generó un espacio, sin duda irregular, que serviría de zona de relación social entre los habitantes de su colación. De esta forma, sin planificación como la entendemos hoy en día, nacería la primitiva plaza de Santo Tomé, ancestro urbano de nuestra plaza de los Bandos.

Las plazas medievales, generadas en el entorno de una parroquia o como confluencia de varias calles o por el simple engrosamiento de una de estas, además de centros de relación social y, en muchos casos, de relación comercial, tuvieron una importancia capital en la arquitectura de la urbe. Su mayor amplitud implicaba una mejor visibilidad de los edificios más ostentosos que la aristocracia edificaba como símbolo de su poder y riquezas.
  
La plaza de Santo Tomé no fue una excepción y pronto dispuso en sus alrededores de muchas de las casas principales de la ciudad. En la provisión del príncipe Juan para el empedrado de las principales calles de la ciudad de 1497, se dice: e la calle de conçejo de ençima desde el meson de los toros hasta la plaça de Santo Thome, que es del cabo de la casa de Pedro Suares de Solis, en referencia a la casa que Alfonso de Solís, primer señor de la torre de Moncantar, levantó en las inmediaciones de la plaza de Santo Tomé en 1449. El rey Juan II, trató de evitar la construcción de este edificio, que más que casa debió ser fortaleza, para evitar enfrentamientos entre los bandos de aristócratas que en aquel momento disputaban el control de Salamanca. Solís ignoró la orden real y su ejemplo funcionó como norma, logrando que en época de los Reyes Católicos la plaza de Santo Tomé se encontrara rodeada de torres. Uno de estos bandos de aristócratas recibió el nombre de Bando de Santo Tomé, violentamente enfrentado al Bando de San Benito cuyas casas principales se encontraban en las inmediaciones de la plaza de San Benito en torno a la iglesia del mismo nombre, sin que se pueda demostrar que las alianzas se debieran a la proximidad urbana de los aliados o que la proximidad urbana de los aliados se debiera a la alianza entre los mismos.

Los restos de esa época se reducen a la portada de la casa conocida como de doña María la Brava, famosa por el episodio del enfrentamiento entre los Enríquez de Sevilla y los Manzano, a los pocos restos de la casa de Solís que se conservan en el edificio que ocupó su lugar en 1930 y a los también pocos restos del palacio de los señores de Zataraín o Zaratán, cuya primera construcción de estilo renacentista, tuvo lugar a mediados del siglo XVI y que en 1760 con la creación del vizcondado de Garci Grande en la persona de Alonso de Espinosa y del Castillo, señor de Zaratán, pasó a denominarse palacio de Garci Grande.

La plaza de Santo Tomé fue un espacio urbano privilegiado. Dispuso, en el siglo XVI, de una de la tres fuentes que existían dentro de la cerca nueva, las otras dos estaban en la plaza de San Martín y junto a la puerta de Villamayor (caño Mamarón). Durante siglos la fuente mantuvo esta ubicación y aún hoy, la plaza dispone de ella. Pero sobre todo la plaza actuó como una verdadera “plaza mayor”, celebrándose los eventos más notables, al menos los que no requerían una gran cantidad de espacio abierto. En ella se celebraron los actos del casamiento del príncipe Felipe, futuro Felipe II, con doña María de Portugal en el año 1543. La futura reina se hospedó en el palacio de los Solís, que en aquellos momentos pertenecía a María de Solís y Fonseca, casada con Diego Ruiz de Lugo, y el príncipe en la contigua de la calle Concejo que había erigido pocos años antes Cristóbal Suárez de Acebo, primer señor del Villar del Profeta, contador mayor y tesorero del emperador Carlos V. Otros autores afirman que el príncipe se hospedó en el convento de los Jerónimos (hoy Fábrica de Mirat).

Hacía 1581, los Carmelitas Descalzos, establecidos en Salamanca desde 1572 en el viejo Hospital de San Lázaro del Arrabal del Puente, se asentaron intramuros en el llamado “Carmen Viejo”, probablemente en la casa de Alonso de Monroy sobre la actual plaza de la Libertad con entrada por Espoz y Mina. Durante las siguientes décadas, adquirieron casas y propiedades en los alrededores, hasta hacerse con todo el terreno comprendido entre la plaza de los Bandos, la calle del Concejo y la calle de Espoz y Mina, incluyendo los solares en donde hoy está ubicada la plaza de la Libertad. En este espacio edificaron el convento de San Elías, en el que quedó incluida la casa de los Solís. Sobre el solar que fuera casa principal de los señores de Aldeanueva de Campo Mojado, construyeron la iglesia conventual, terminada en 1703 y dedicada a la Virgen del Carmen, único resto que ha llegado hasta nosotros.

La propiedad del convento pasó a manos del Estado tras su desamortización en 1836 y quiso donarlo al Ayuntamiento para que instalara en él la nueva cárcel, sin embargo el Concejo rechazó la donación alegando el mal estado en que se encontraba, pero sí aceptó el huerto y la zona sur, que urbanizó, inaugurando en ese espacio la plaza de la Libertad el 23 de febrero de 1842. El resto, salvo la iglesia, quedó en propiedad de particulares.

El estado ruinoso de la iglesia de Santo Tomé y la falta de intención y dinero para su reconstrucción, obligó a su derribo en 1856 (Villar y Macías, Araujo). Parte de sus escombros permanecieron en la plaza hasta que fueron retirados en 1861 y se procedió a allanar y nivelar el terreno que presentaba grandes socavones y desniveles. La parroquia y muchas de sus reliquias se trasladaron a la vecina iglesia del Carmen del desaparecido convento de Carmelitas descalzos, que a partir de ese momento recibió el nombre de su antecesora, iglesia de Santo Tomé, que no cambiaría por el de Iglesia de Nuestra Señora del Carmen hasta treinta años después (1887), tras grandes discusiones sobre la conveniencia del cambio de denominación. Tras el derribo de la primitiva iglesia de Santo Tomé de los Caballeros, la plaza, que durante siglos había sido denominada plaza de Santo Tomé, recibió el nombre de plaza de los Bandos que aún mantiene en la actualidad.

El arquitecto provincial, Sr. Secall, elaboró un proyecto para la urbanización de la plaza. Las obras comenzaron en julio de 1867 y el escombro del desmonte sirvió para rellenar los desniveles de la plaza de los Menores (Colón), también en vías de urbanización. La fuente fue colocada en el centro y se plantaron árboles y parterres a su alrededor.

La plaza continuó siendo centro de una gran actividad comunal, se continuó corriendo novillos (toro enmaromado), fue lugar de instalación de las casetas en las ferias de Botijeros y de septiembre y fue frecuente escenario de espectáculos populares y verbenas.

La construcción del hotel del Comercio en 1877, en el lado oriental de la plaza (calle Zamora), inicia el proceso de transformación de la plaza que la llevará a convertirse en el centro de la vida comercial y económica de la ciudad. La luz eléctrica llegó a la plaza en septiembre de 1889.


En septiembre de 1898, el banquero Florencio Rodríguez de la Vega instaló su despacho en el Palacio de Garci Grande, que adquirió al quinto vizconde de ese nombre D. José María Espinosa y Villapecellín tras el intento infructuoso de compra por el Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia. Fallecido D. Florencio en marzo de 1902, su banca, dirigida por su viuda e hijos, permaneció allí hasta el 31 de diciembre de 1914, fecha en que es liquidada. Sus negocios pasaron a su yerno, el también banquero Matías Blanco Cobaleda, que traslada las oficinas en febrero de 1915 a la casa que había edificado en el lado Oeste de la plaza, en la confluencia con la calle Peña Primera, en mayo de 1908, con fachada de estilo gótico diseñada por Santiago Madrigal y ejecutada por el marmolista Angel Seseña. En 1942, la banca de D. Matías Blanco Cobaleda, pasó a ser sociedad y se denominó Banco Matías Blanco Cobaleda S.A. y en 1957, se constituyó como Banco de Salamanca. Durante los años 60, sobre el solar del antiguo banco y del resto de las fincas del lado Occidental de la plaza de los Bandos hasta la calle de Santa Teresa, se construyó el edificio en cristal, hormigón y piedra franca que podemos contemplar en la actualidad. En 1972, ya en la órbita del Banco Popular, se transformó en Banco de Castilla para acabar totalmente absorbido por el Banco Popular en 2008.

El 13 de mayo de 1912, el Ayuntamiento de Salamanca aprueba la construcción, en el centro de la plaza de los Bandos, de un edificio destinado a Casa de Socorro y Laboratorio Químico Municipal. La decisión levanta un gran revuelo social oponiéndose a tal medida. Algunos concejales municipales también se muestran contrarios. Finalmente la decisión es revocada.

En enero de 1915, la Casa de Socorro comenzó a construirse en la plaza de Gabriel y Galán, donde se encuentra actualmente transformada en biblioteca municipal. El edificio, diseñado por el arquitecto municipal Sr. Secall, muestra líneas clásicas y severas ya que estaba previsto para armonizar con el entorno clásico de la plaza de los Bandos.

Las discusiones sobre la plaza se reavivaron someramente con la reforma de los jardines efectuada en 1917. Estos fueron vallados y cerrados por la noche y desapareció el urinario que desde fines del siglo XIX alivió las necesidades de muchos salmantinos; y continuaron, cuando en octubre de 1921 se instaló en la plaza un busto del comunero Francisco Maldonado, obra del escultor granadino Juan Cristóbal. La escultura, en mármol blanco, de más de medio metro y 250 Kg de peso, fue instalada sobre un sencillo pedestal de piedra franca. El busto, erigido por suscripción popular, fue seriamente criticado y calificado de bodrio. Hoy se encuentra instalado en la rotonda del Alto del Rollo, junto al desubicado rollo de las Bernardas. Ese mismo año comenzaron las obras para un nuevo urinario, esta vez soterrado, que permaneció en la plaza hasta finales del siglo XX.

Un par de años antes, en 1919, el recién creado Centro Farmacéutico Salmantino se instalaba en la casa de doña María la Brava. La casa había sido remozada en el siglo XIX, utilizando piedras del convento de San Bernardo que resultó destruido durante la Guerra de la Independencia, y fue utilizada para la enseñanza, inicialmente como “Colegio de 1ª y 2ª enseñanza San Ignacio de Loyola” y desde 1904 como “Liceo Escolar”.

En 1928, el edificio que fuera casa de Solís y que aún conservaba algunos restos originales, fue adquirido por la Compañía Telefónica Nacional para la instalación de sus oficinas en Salamanca. El proyecto fue realizado por José María de la Vega y Samper y aprobado en septiembre de 1928 con una modificación posterior para subir una altura. Fue terminado en 1929 y mostraba claras referencias al Palacio de Monterrey, en él se incluyeron los restos del viejo palacio: la portada principal y el balcón gótico de la calle Concejo.

Ese mismo año de 1928, la Caja de Previsión decide instalar su sede en la plaza de los Bandos, sobre un solar entre el nuevo edificio de la Telefónica y la iglesia del Carmen. El edificio de planta baja y tres alturas fue diseñado por Joaquín Secall rindiendo tributo al renacimiento, al barroco y al plateresco en una extraña mezcolanza que no restó armonía al edificio. Actualmente el edificio se encuentra en obras para albergar, después de haber sido durante muchos años la Sede de la Seguridad Social, el Centro Documental de la Memoria Histórica. 

El edificio de la Caja de Previsión fue terminado en 1932, el mismo año en que el Estado adquirió el solar del hotel del Comercio a la familia de Francisco Núñez con la intención de construir en él la nueva delegación del Banco de España en Salamanca.

Proyecto de fachada para
el Banco de España de
Romualdo de Madariaga
El derribo del viejo hotel del Comercio comenzó el 2 de enero de 1934, después de su cierre el año anterior. Comenzó a construirse en 1936, antes de iniciarse la Guerra Civil, por el arquitecto Romualdo de Madariaga Céspedes que siguió en su diseño las directrices de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en las que se sugería que se continuara construyendo con el estilo típicamente español de la época dorada de la arquitectura, que en Salamanca se asimiló al gótico del Palacio de Monterrey o la Casa de las Conchas.

Sin embargo su proyecto fue ligeramente cambiado por el arquitecto Guillermo Lindemann para adaptarlo al gusto neo-imperialista de la dictadura franquista. El edificio fue terminado en 1942. La delegación del Banco de España en Salamanca fue cerrada el 31 de diciembre de 2003, después de casi 120 años de presencia en la ciudad, desde que fuera abierta el 15 de septiembre de 1884 en el nº 21 de la calle Toro. El edificio fue vendido a Patrimonio del Estado y se especuló sobre la posible instalación en el mismo del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo que no llegó a concretarse. Finalmente se convirtió en sede del Centro Internacional del Español tras el proceso de cesión del edificio a la Universidad de Salamanca que comenzó el 23 de octubre de 2015 y culminó el 17 de mayo de 2016 con el acto de entrega de las llaves. Tras un lento proceso de rehabilitación integral del edificio y 9 millones de euros invertidos por la Junta de Castilla y León, el Centro quedó oficialmente inaugurado el 14 de octubre de 2022.

En 1960, la Caja de Ahorros de Salamanca adquirió el Palacio de Garci Grande. El edificio había tenido distintos usos privados, tras el cierre de las oficinas de D. Florencio Rodríguez de la Vega en 1915 se instalaron allí las oficinas de la empresa de electricidad La Unión Salmantina y en 1918 lo hizo la Academia Salmantina. El encargado de la remodelación para adaptar el edificio como sede de la Caja fue Luis Gutiérrez Soto, que alteró la distribución de ventanas y balcones y añadió una galería sobre el tejado no muy de acuerdo con el estilo del edificio.

La rinconada noroccidental de la plaza desapareció a fines de los años setenta, 1978, con la alineación y ensanchamiento de la calle de Santa Teresa y la construcción del edificio de la Caja de Ahorros diseñado por Luis Gutiérrez Soto, cuya fachada principal recae en la Plaza de Santa Teresa. En esa rinconada estuvo la vivienda del notario José Martín López, padre de Carmen Martín Gaite nacida en 1925 en este mismo edificio, en cuyo bajos estuvo la librería de lance de los hermanos Centenera. El ensanche de la calle de Santa Teresa hizo desaparecer la vieja casona de los Sánchez Fabrés.

En el año 1997, vuelve la polémica a la plaza de los Bandos tras el anuncio, por parte del alcalde de la ciudad Sr. Lanzarote, de la construcción de un parking subterráneo. Desde el mismo momento del anuncio muchos grupos sociales y la oposición política desataron una ofensiva contra la propuesta. Manifestaciones, recogidas de firmas, concentraciones o mesas redondas fueron algunas las armas utilizadas por la oposición ciudadana, que contó además con el apoyo de diversas personalidades de la vida académica, profesional e intelectual –como la de la escritora Carmen Martín Gaite-, todo ello con una amplia cobertura mediática. Aparentemente el proyecto quedó paralizado.

El 8 de diciembre de 2000, se instala un busto de Carmen Martín Gaite, la insine escritora nacida en el nº 3 de la plaza y fallecida en julio de ese mismo año. La obra de la escultora Narcisa Vicente Rodríguez está realizada en bronce y granito.

El proyecto del parking se retoma en el año 2005 con grandes visos de salir adelante. De nuevo la oposición ciudadana vuelve a enfrentarse al proyecto con mayor intensidad si cabe. En el año 2006 se produce el levantamiento del suelo de la plaza con la intención de realizar catas arqueológicas que determinen el valor de los posibles restos enterrados. Las catas no encontraron restos significativos ni de la iglesia de Santo Tomé ni de la Vía de Plata. Nada parecía oponerse a la ejecución del proyecto. Todas las alegaciones fueron rechazadas. Sin embargo su puesta en marcha se retrasó, con un aparente desinterés en su realización, tal vez por las dudas sobre su viabilidad en una situación de crisis económica ya desatada. Sin haberse abandonado el proyecto, a inicios del  año 2012 la Unesco emitió un dictamen negativo sobre el mismo, “por los impactos negativos sobre el Valor Universal Excepcional del bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial”. A la vista de este informe el Ayuntamiento anunció en febrero de ese mismo año, a través de su alcalde Sr. Mañueco, el abandono definitivo del proyecto.



De Banco de España a Centro Internacional de la lengua Española
Fotografía de C. León, 1942


En mayo de 2016 la Universidad de Salamanca representada por su rector D. Daniel Hernández Ruipérez, recibió las llaves del antiguo edificio del Banco de España en Salamanca de manos de la subsecretaria de Hacienda y Administraciones Públicas Dª Pilar Platero. El edificio, tras las obligatorias obras de acondicionamiento, albergará la Cátedra de Altos Estudios del Español, el equipo de I+D+i de Cursos Internacionales de la Universidad de Salamanca, una biblioteca y el Espacio de Creación Digital del Español de la Usal, todo ello formando parte del Centro Internacional de Referencia del Español incluido dentro de los planes para la conmemoración del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca. Atrás, parece, quedaron los fallidos planes del gobierno de convertirlo en Museo de Arquitectura.

En 1932 el Estado Español compró a los herederos de D. Francisco Núñez Izquierdo, empresario que fuera propietario y director del diario El Adelanto, el solar en el que estaba ubicado el Hotel del Comercio, con intención de construir en él la nueva sede del Banco de España en Salamanca. El hotel había sido inaugurado en el año 1877, proporcionando un alojamiento de calidad en Salamanca, necesario tras la llegada de la primera línea de ferrocarril. Durante décadas fue el mejor hotel de la ciudad. Tras su cierre en 1933, comenzó el derribo el 2 de enero de 1934.

El nuevo edificio del Banco de España comenzó a construirse en 1936, antes de iniciarse la Guerra Civil, con un proyecto del arquitecto D. Romualdo de Madariaga Céspedes que siguió en su diseño las directrices de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en las que se sugería que se continuara construyendo con el estilo típicamente español de la época dorada de la arquitectura, que en Salamanca se asimiló con la arquitectura renacentista del palacio de Monterrey.

Tras la guerra, el proyecto sufrió algunas modificaciones realizadas por el arquitecto D. Guillermo Lindemann para adaptarlo al gusto neo-imperialista de la dictadura franquista. El edificio fue terminado en 1942. 

La delegación del Banco de España en Salamanca fue cerrada el 31 de diciembre de 2003 después de casi 120 años de presencia en la ciudad, desde que fuera abierta el 15 de septiembre de 1884 en el nº 21 de la calle Toro. El edificio pasó a engrosar los bienes de Patrimonio del Estado al igual que las otras 29 sedes provinciales cerradas.

El edificio fue vendido a Patrimonio del Estado y se especuló sobre la posible instalación en el mismo del Museo Nacional de Arquitectura y Urbanismo que no llegó a concretarse.

Durante once años de abandono el edificio sufrió ciertos deterioros debido a las humedades, por lo que la Dirección General de Patrimonio tuvo que efectuar en 2014 obras de restauración tras la denuncia del hecho por parte de la Asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Salamanca.

Finalmente se convirtió en sede del Centro Internacional del Español tras el proceso de cesión del edificio a la Universidad de Salamanca que comenzó el 23 de octubre de 2015 y culminó el 17 de mayo de 2016 con el acto de entrega de las llaves. Tras un lento proceso de rehabilitación integral del edificio y 9 millones de euros invertidos por la Junta de Castilla y León, el Centro quedó oficialmente inaugurado el 14 de octubre de 2022.


© C.H. fc 27/05/16 Rev. 01 (14/10/2022)







Lo que fué Santo Tomé de los Caballeros (1) 
Notas de don Jacinto Vázquez de Parga publicadas en 1920 por La Basílica Teresiana

La primitiva iglesia de Santo Tomás Apóstol de Salamanca, vulgarmente llamada Santo Tomé de los Caballeros, tuvo su asiento, que todavía alcanzamos a conocer, en el centro de la plazuela de los Bandos, en el mismo lugar, próximamente, que al presente ocupa sus jardines públicos. Era una de las más antiguas y más famosas de la capital; no escasa en mérito artístico para aquellos tiempos (2) y sobre todas ricas urnas cinerarias como luego veremos, las que pertenecían a distintas familias de la nobleza más clasificada de España (3) y a títulos de Castilla, cuya gran piedad consignaron en cien fundaciones, de las que al terminar el siglo xviii se registraban todavía unas setenta en los libros de visita. Sólo la ilustre casa de Almarza dotó catorce capellanías sin contar otras obras piadosas, así como las no menos ilustres de los Varillas y Villagonzalo, que se distinguió por sus cuantiosas donaciones a la Iglesia (4) que erigieran sus abuelos. Desgraciadamente toda esta riqueza ha desaparecido, corriéndo la misma suerte que el templo monumentos insignes de la piedad de otros tiempos por las vicisitudes porque ha pasado nuestra católica y desventurada Nación. 
Constituían el templo, dos magníficas naves de diferentes épocas (5), erigida la primera para parroquia por el Conde don Vela, segundo poblador de Salamanca y la segunda en 1345 por D. Gonzalo Rodríguez de las Varillas, quinto nieto del dicho D. Vela. 
Al folio 76 vuelto del libro de visitas de la parroquia, que principió en 1753, se halla una descripción muy prolija y detallada de lo que era esta iglesia y según ella el retablo de su capilla mayor, era el mismo que se conserva en su sucesora de Nuestra Señora del Carmen, sin dorar, con la imagen en talla del Santo Patrón a la derecha; a la izquierda con la de San Bartolomé, en el centro, en la ornacina principal, la Virgen del Carmen; todo él coronado por un Calvario pintado al óleo en lienzo, con las imágenes del Crucificado, Nuestra Señora y San Juan. El culto que en ella se daba era muy esplendoroso por los muchos capellanes y beneficiados de ella en sus respectivos altares de Atocha (6), del Santo Cristo de la Zarza, de San Miguel, de San Antonio, de Santa Lucía, de la Aparición de Cristo a Santo Tomás convenciéndole de que era él y había resucitado realmente, y el de San Francisco de Paula, conservándose aún en la nueva iglesia la mayor parte de ellos. Diez arcadas sepulcrales cobijaban la grandiosa bóveda con que el arte gótico sustituyó al rico artesonado antiguo al tiempo de su prolongación, cinco por cada lado. En el primero del lado del Evangelio, veíanse los sepulcros de la muy piadosa casa de Almarza y Cerralbo (7), ilustre por sus muchos títulos y mayorazgos de los Varillas, Fonsecas, Guzmanes, Ovalles, Monroyes, Nietos y Rodríguez, etc. Estos sepulcros aparecían blasonados por los escudos de los fundadores e inscripción de los Fonsecas. Los del segundo y tercer arco pertenecían a los mayorazgos de los Ruanos. El cuarto, con dos sepulcros sobrepuestos, era también de los Almarza, según su epitafio: "Esta sepultura es de D. Juan Ovalle y de D.a Isabel Ordóñez, su mujer, la que falleció en 22 de Agosto de 1509. El de más arriba, con letrero ilegible era de D. Rodrigo Pacheco, Marqués de Cerralbo. A la misma familia pertenecía por sus armas y blasones, el enterramiento del quinto arco, en que se veía escrito: "Sepultura de Juan de Urria y de D.a Leonor de Ovalle, su mujer, que finó año 1478. Al mismo lado del Evangelio y fuera de la capilla, se hallaba otro enterramiento sobre el altar de Nuestra Señora de Atocha, de que era patrono el Marqués de Coquilla (8), con las armas de los Vázquez Coronados, que eran las de sus fundadores y más abajo, en el altar de San Miguel, dos sepulturas de los Ordóñez de Málaga (9) también patronos del altar. Al lado de la Epístola veíase dentro de la capilla mayor, en primer lugar, el sepulcro de los Almaraces (10), con hermosa estatua yacente de caballero armado, con la espada en la mano y una inscripción en que se leía: "Aquí yace el honrado caballero Alvaro de Almaraz y su hijo Juan de Almaraz; falleció a 23 de Septiembre de 1533. Por bajo había otras dos sepulturas sin epitafio. En la segunda arcada, sepulcro también de Almaraz y Enríquez, aparecían dos estatuas de caballero y mujer con sus escudos. En la tercera se hallaba un enterramiento con bulto de caballero armado y epitafio con letras doradas, que decía: "Aquí yace el muy magnífico señor Iñigo (11) de Medrano y Grado, Comendador de León, Mayorga y Castrofuerte, Caballero de la Orden de Santiago, falleció a 13 de Agosto de 1558. El cuarto y quinto arco contenían los enterramientos sin blasones ni epitafios de los Condes de Villagonzalo (12). 
Y fuera de la capilla, en los números 1, 2 y 4, tres sepulcros bajo un solo arco con letrero, que decía: "Es propiedad del Doctor Don Juan de Grana y sus descendientes, (13) y en él estaba el altar de San Antonio, de que era patrono la Universidad. 

NAVE NUEVA
 Era la del Norte y en su capilla mayor, titulada de San Juan Bautista, estaba fundada la cofradía de Caballeros Escuderos. Tenía bóveda de piedra y cierre con verja; en medio de ella y próximo al altar, se hallaba el sepulcro de los fundadores don Gonzalo Rodríguez de las Varillas y de su esposa, fallecido en 1345 y por cuanto sus estatuas se hallaban gastadas por el tiempo, fueron mandadas retirar por el Juez eclesiástico en 1752 y en su lugar se colocó una lápida con la siguiente inscripción: "Aquí había un sepulcro con dos bultos de hombre y mujer, que por estar muy desfigurados e indecentes, vistos por el señor Juez eclesiástico, lo mandó quitar y poner para memoria esta losa. Año 1752„. Con éste eran siete los sepulcros, tres de cada lado, bajo sus arcos embebidos en el muro. Al lado del Evangelio se encontraba en primer lugar el de D. Juan Rodríguez de las Varillas, hijo del fundador, con estatua yacente de caballero armado y con los blasones de Solís, Varillas y banda que salía de la boca de dos serpientes en tres escudos. En el segundo arco el sepulcro de D.a Aldonza Suárez de Solís con tres soles por escudos, varillas y castillos y sobre él la estatua de dicha señora de los Condes de Montellano. En el tercero, el de D. Gonzalo Rodríguez, señor de Tornadizos, que falleció en 1600. Había otro además que salía de la pared a la izquierda de la capilla, todo de piedra, con cuatro escudos de los Varillas. Al lado de la Epístola se encontraba dentro de la capilla de  San Juan, en el primer arco, un sepulcro de caballero armado sin escudo ni epitafio. En el segundo arco un bulto de mujer en la misma forma. En el tercer arco, otro sepulcro con estatua de caballero armado sin escudo ni epitafio, todos ornados con diferentes figuras de relieve entero. 

FUERA DE LA CAPILLA. 
A la parte del Evangelio había cinco arcos; en los dos primeros adornados con escudos, se veía este epitafio: "Aquí yacen en estos arcos los honrados caballeros Antonio Flores, hijo de Diego Flores (14) e marido de Francisca Olivares; falleció en 1541. Estos eran de la ilustre familia de los Almaraces. En el tercero, sin blasones ni epitafio, estaba el altar de Santa Lucía. El cuarto estaba en blanco, es decir, sin ocupar. A la salida de la capilla se veía otro sepulcro con estatua de mujer que la tradición señalaba como de D.a María Rodríguez de Monroy; llamada la Brava, señora de Villalba de los Llanos, error que vino a deshacer el hallazgo de sus restos en sarcófago que tenía en la iglesia de dicho pueblo que recientemente ha sido enajenado por la familia de Coquilla. 


Jacinto VÁZQUEZ DE PARGA, 

Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

(1) Entre los papeles que el laborioso y erudito caballero salmantino don Jacinto Vázquez de Parga (q. e. p. d.), reunió con curiosas noticias e interesantes hallazgos arqueológicos, se encuentra esta descripción de lo que fué la famosa iglesia de Santo Tomé de los Caballeros de Salamanca. Obtenido el permiso de la publicación de su hijo, el ilustre ex- Alcalde de nuestra ciudad, nuestro querido amigo D, Ángel Vázquez de Parga, publicamos hoy las notas que aquel buen salmantino, de ilustre cuna y rara cultura escribió acerca de la iglesia que fué su parroquia. Quede aquí con nuestro agradecimiento para el hijo amigo, un piadoso recuerdo para la buena memoria de su entrañable padre.— (N. de la R.) 
(2) No obstante la reforma que sufrió en el siglo xiv, al admitir su ensanche podían admirarse aún sus rudos y apuntados arcos sus molduras de ajedrez, ménsulas y mascarones y un artesonado de madera muy bien labrado y de mérito. 
(3) Tales como los Suárez de Solís, Condes de Montellano, Figueroas y Maldonados., los Enríquez y Monroyes, Valderas y Quesadas, Rodríguez y Varillas, Sres. de Villagonzalo, Almarza y Cerralbo, los Godínez de Paz, señores de Gallegos, Avilas y Almaraces, Ovalles y Guzmanes, etc., caballeros que con motivo de desagradable suceso, se levantaron en los siglos xv y XVI, tomando el nombre de Bando de Santo Tomé en oposición al de San Benito.
(4) Entre otras donaciones, se conserva con las armas de los Varillas, la cajonería de la sacristía en la actual iglesia del Carmen su sucesora, las ampollas de los Santos Óleos, una capa casulla de brocado verde, cáliz y vinajeras de plata, etc. 
(5) Por el año de 1345 fué ampliada la antigua fábrica por la munificencia de D. Gonzalo Rodríguez de las Varillas, con cuyo motivo al removerse el altar de San Juan Bautista, se halló bajo de su ara una caja de madera de encina que contenía otra de la misma materia y en su interior un pergamino que fijaba el día de su consagración, diciendo: Hæc ecclesia consecrata est a Domino Berengario  Salmanticensi Episcopo in honore et titulo Sancti Thome Apostoli, Sancti Indaletii, Sancti Sebastiani et Sanctorum Justi et Pastori quorum quator ultimorum reliquias ibi possuit, quartuor Kalendas Julii. Era 1164, que equivale al año de J. S. 1126. La invención tuvo lugar a 15 de Octubre de 1752. 
 (6) Del altar de Nuestra Señora de Atocha era patrón el Marqués de Coquilla; del de San Miguel, los Ordoñes de Málaga; del de San Antonio, la Universidad por nombramiento del Dr. Grana Nieto, Catedrático de Prima de ella, oidor que fué de la Real Audiencia de la Coruña y fundador de tres capellanías en esta iglesia; en el altar del Santo Cristo de la Zarza, estaba fundada la cofradía de Animas de la parroquia. 
(7) Los Marqueses de Almarza eran presentadores y patronos de las Capellanías siguientes: De las dos tituladas de los Niños, fundadas por Ruiz González de Vega; de la del Dr. Polonio, sepultado en la capilla de San Juan sobre Tornadizos y Tordelalosa; de la de Juana Rodríguez de Arauzo; de las dos de Catalina de Paz, sobre Paradinas; de la de Pedro Sánchez Calzada; de la de Magdalena de Monroy; de la de Hernán Pérez de Monroy, sobre Carriel; de la de Diego Flores de Almaraz, sobre Parada de Rubiales; de la de Juan Girón Avila e Isabel Rodríguez; de la de D.a María de Guzmán, mujer de Pedro Zúñiga Palomeque; de la de González Yáñez de Ovalle Juan de Herrera, etc., y a sus casas estaban afectos los aniversarios de los Ovalles Arazos, María de Guzmán, Juan Girón de Avila, etc.
(8) El Marqués de Coquilla y Conde de Monterrubio, eran patronos de la Capellanía de Pero Vázquez y Juan Vázquez Coronado, sobre Veconuño y Alberguería, fundada en la capilla de San Juan. 
(9) Los Ordóñez tenían su sepultura también en la capilla de San Juan. 
(10) Los Almaraces, señores de Sanchón, fundaron capellanía en la capilla de San Juan y eran patronos los poseedores del mayorazgo de los Castres de Ciudad-Rodrigo. Había otra capellanía de los Almaraces fundada por Diego Flores de Almaraz, sobre propiedad en Parada de Rubiales, el cual fué oidor de la Audiencia de Granada. 
(11) Fundó misa de diez y once. Son patronos o eran de la Memoria que fundó Pedro de la Encina y sucesores en sus mayorazgos. 
(12) Los Sres. de Villagonzalo, eran patronos de algunas capellanías como la fundada por Pedro Sánchez Calzada (según se cree) y afectos estaban a sus mayorazgos de los Varillas el aniversario fundado por D. Gonzalo Rodríguez otro de Monroy de Antonio Maldonado, Rodríguez de las Varillas el de Peranríquez, etc., además de la capellanía que fundó Juana Rodríguez, abuela de López de Sosa. 
(13) Catedrático de Prima de la Universidad y oidor de la Coruña, fundó diez capellanías en esta iglesia de que tuvo por patrón al Rector y Claustro de la Universidad.
(14) Diego Flores de Almaraz fundó una capellanía en esta iglesia que dotó con censos y bienes de su propiedad en Parada de Rubiales.

Artículo publícado por La Basílica Teresiana Tomo VI Epoca Tercera Año VII Número 68 - 1920 febrero 1



LA PLAZA DE LOS BANDOS TRAS EL DERRIBO DE LA IGLESIA DE SANTO TOMÉ. 
Fotografía estereoscópica de autor desconocido, 
depositada en la Filmoteca de Castilla y León, 
realizada entre los años 1858 y 1861


Lejos, muy lejos en el tiempo se sitúa esta fotografía, tanto como para haber perdido su capacidad de producir nostalgia, sentimiento que tanto agrada en este tipo de páginas. Lejos, muy lejos, tanto como para rozar el límite de la Salamanca fotografiada, cuyas primeras imágenes se remontan a poco de iniciada la segunda mitad del siglo XIX. Lejos, tan lejos, como para ser un documento excepcional y, hasta donde conocemos, único. 

La imagen, estereoscópica y de autor desconocido, muestra el estado de la plaza de los Bandos tras el derribo de la iglesia de Santo Tomás Apóstol, conocida vulgarmente como Santo Tomé. En aquel tiempo la plaza recibía, con buen criterio, el nombre de plazuela de Santo Tomé, denominación que perdió tras el derribo a favor de la actual de plaza de los Bandos. Esta iglesia ya había dado nombre, por vecindad, a uno de los bandos de la nobleza salmantina que, opuesto al de San Benito, dividió cruentamente la ciudad en el siglo XV. 
Fundada en el siglo XII, no pudo sobrevivir al nefasto siglo XIX en el que tanto patrimonio monumental perdió nuestra ciudad, primero como consecuencia de los desmanes de la Guerra de la Independencia y luego por la negligente aplicación de las distintas desamortizaciones. Llegó en estado ruinoso a mediados de siglo, la falta de intención y de dinero obligaron a su derribo que sabemos ya había comenzado a principios de 1858. Fue adquirida por el Ayuntamiento al Obispado para ser terreno público y su piedra vendida y utilizada en diversas obras. Sin embargo, parte de los escombros permanecieron largamente en la plaza, nada raro en la época, hasta que fueron retirados en 1861 y se procedió a allanar y nivelar el terreno que presentaba grandes socavones y desniveles. 
En el momento que se obtuvo esta imagen, aún se mantenía en pie un arco de piedra mientras que el resto del solar aparece como un pedregal intransitable. De la iglesia del Carmen Descalzo, que hoy conocemos como del Carmen de Arriba y que heredó de la de Santo Tomé enseres, parroquia y temporalmente su nombre, podemos ver uno de sus campanarios carente de campana, de igual guisa que en otras fotos de la época; a su lado, perfectamente reconocible, la fachada de la casa de la familia de los Enríquez, miembros, como no, de la bandería de Santo Tomé, conocida hoy como casa de María la Brava; y, al fondo, el torreón de las Úrsulas cuya sorprendente visión hoy es imposible al quedar oculta tras los enormes bloques de viviendas construidos tras la apertura de la calle Iscar Peyra.

Para saber más: “Urbanismo de Salamanca en el siglo XIX”. García Catalán, Enrique. Ediciones Universidad de Salamanca. 2015.


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La Iglesia del convento de San Elías o de Nuestra Señora del Carmen (Iglesia del Carmen de Arriba)


Hacía 1581, los Carmelitas Descalzos, establecidos en Salamanca desde 1572 en el viejo Hospital de San Lázaro del Arrabal del Puente, se asentaron intramuros en el llamado “Carmen Viejo”, probablemente en la casa de Alonso de Monroy sobre la actual plaza de la Libertad con entrada por Espoz y Mina. Durante las siguientes décadas, adquirieron casas y propiedades en los alrededores, hasta hacerse con todo el terreno comprendido entre la plaza de los Bandos, la calle del Concejo y la calle de Espoz y Mina, incluyendo los solares en donde hoy está ubicada la plaza de la Libertad. En este espacio edificaron el convento y colegio de San Elías. Sobre el solar que fuera casa principal de los señores de Aldeanueva de Campo Mojado, construyeron la iglesia conventual, terminada en 1703 y dedicada a la Virgen del Carmen, único resto que ha llegado hasta nosotros.





La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen conocida hoy popularmente como Iglesia del Carmen de Arriba, para distinguirla de la Iglesia de la Venerable Orden Tercera del Carmen o Iglesia del Carmen de Abajo, responde al sencillo gusto carmelita y a las formas estilísticas barrocas.
Fue proyectada por Fray Antonio de Jesús María, construyéndose entre los años 1690 y 1703. Dispone de tres naves separadas con cuatro arcos de medio cañón y cúpula barroca sobre el crucero, siendo la nave central de bóveda de medio cañón. Sus bóvedas están adornadas con tarjetones y lunetos, todo blanqueado. La fachada presenta sobre el ingreso semicircular un frontón partido y la imagen de San Elías en una hornacina almohadillada, más arriba una ventana, también almohadillada, está flanqueada por dos escudos y en el  frontón de remate un escudo de la orden. A sus costados dos espadañas-campanarios laterales completan la fachada.
El retablo es barroco del siglo XVIII.

La propiedad del convento pasó a manos del Estado tras su desamortización en 1836 y quiso donarlo al Ayuntamiento para que instalara en él la nueva cárcel, sin embargo el Concejo rechazó la donación alegando el mal estado en que se encontraba, pero sí aceptó el huerto y la zona sur, que urbanizó, inaugurando en ese espacio la plaza de la Libertad el 23 de febrero de 1842. El resto, salvo la iglesia, quedó en propiedad de particulares. Los Carmelitas Descalzos, sin casa, abandonaron la ciudad.
El estado ruinoso de la iglesia de Santo Tomé, situada en el centro de la plaza de los Bandos, y la falta de intención y dinero para su reconstrucción, obligó a su derribo en 1856 (Villar y Macías, Araujo). La parroquia y muchas de sus reliquias se trasladaron a la vecina iglesia del Carmen del desaparecido convento de Carmelitas descalzos, que a partir de ese momento recibió el nombre de su antecesora, iglesia de Santo Tomé, que no cambiaría por el de Iglesia Nuestra Señora del Carmen hasta 1883, tras grandes discusiones sobre la conveniencia del cambio de denominación. 

Según Jacinto Vázquez de Parga, aunque dorado, el retablo barroco de la iglesia del Carmen es el mismo que estaba situado en la capilla mayor de su predecesora como parroquia, la iglesia de Santo Tomé, hasta su derribo en 1856. Según el autor el retablo disponía de una talla del San Elías a la derecha; a la izquierda la de San Bartolomé, en el centro, en la hornacina principal, la Virgen del Carmen; todo él coronado por un Calvario pintado al óleo en lienzo, con las imágenes del Crucificado, Nuestra Señora y San Juan. Hoy día dispone a la derecha de una talla de San José, en el centro de la Virgen del Carmen y a la izquierda de Santa Teresa.

Los Carmelitas Descalzos regresaron a Salamanca 27 de agosto de 1894, cuando el obispo Padre Cámara dio el consentimiento para que fundaran convento en la ciudad, “viendo, dice, en esta obra un nuevo auxilio que Dios nos depara para el cuidado de nuestra grey y el adelantamiento espiritual del pueblo”. 
Adquirieron una casa en la calle de Zamora contigua a la parroquia de la Magdalena, que les fue entregada por el obispado para la celebración de sus cultos. El convento de nuevo recibió el nombre de San Elías. 
La iglesia de la Magdalena había sido fundada en 1182 por los repobladores castellanos y durante la tercera repoblación fue adjudicada a la Orden de Alcántara. Reedificada en 1796 con trazas de Jerónimo García de Quiñones, época de la que conserva la fachada. En 1917, el interior se reforma en estilo neo-plateresco por Joaquín de Vargas.



Centro Documental de la Memoria Histórica
Antigua sede de la Seguridad Social en Salamanca
Antigua sede de la Caja de Previsión


En 1928, la Caja de Previsión decide instalar su sede en la plaza de los Bandos, sobre un solar entre el edificio de la Telefónica, terminado en 1929 sobre los restos de la casa de Solís, y la iglesia del Carmen. El edificio de planta baja y tres alturas fue diseñado por Joaquín Secall Domingo rindiendo tributo al renacimiento, al barroco y al plateresco en una extraña mezcolanza que no restó armonía al edificio. Durante los años de su construcción su fachada permaneció oculta tras una valla, lo que motivó que los salmantinos comenzaran a llamarla la linda tapada en referencia a la célebre zarzuela. Su construcción fue adjudicada inicialmente a la empresa Hijos de Arsenio Andrés, pero unos días después se realizó el cambio adjudicación a Sebastián Nieto Garcia. La fachada se mantuvo tapada, ocultando el trabajo del escultor Sixto Muñoz, hasta que fue descubierta en las Ferias y Fiestas de 1932. Actualmente el edificio es una de las sedes del Centro Documental de la Memoria Histórica, después de haber sido durante muchos años sede de la Seguridad Social de Salamanca.







la casa de doña María "la Brava"


Aunque se trata de la casa principal de los Enríquez de Sevilla, es más conocida como la casa de doña María “la Brava”, por el gran enraizamiento en la memoria de los salmantinos de la violenta venganza de Doña María de Monroy a la muerte de sus hijos, Pedro y Luis, a manos de los hermanos Manzano, Gomez y Alonso, encuadrada entre los hechos de la llamada guerra de los Bandos.

Doña María de Monroy era hija de D. Hernán Pérez de Monroy y Dª Isabel de Almaraz, nacida en la Casa de las dos Torres, casa solariega de la familia de los Monroy en Plasencia. 
Casó en 1422 con Enrique Enríquez de Sevilla, señor de Villalba de los Llanos, regidor de Salamanca y nieto de Fernando III el Santo. Pasó a vivir a Salamanca en las casas principales de los Enríquez de Sevilla, linderas a la Iglesia de Santo Tomé. Tuvo cinco hijos, Alonso, Pedro, Luis, María y Aldonza. Fundó junto a su marido el mayorazgo de Villalba el 26 de julio de 1454, Enrique Enríquez de Sevilla murió poco después. La Sentencia de Muñodono certifica que era viuda en 1456 y que Alonso, Pedro y Aldonza vivían en esas fechas. Hay pruebas fehacientes de que Dª María aún vivía en la casa en 1463. El suceso de la muerte de sus hijos ocurrió siendo viuda pues la real cédula dictada por Enrique IV se fechó en Madrid el 28 de marzo de 1465 (V y M), confiscando para su cámara los bienes de los Manzano. Teniendo en cuenta la rapidez con que se sentenciaban estos casos en aquella época, la violenta muerte de Pedro y Luis a manos de los Manzano debió de ocurrir en 1464 o bien al inicio de 1465. Algunos años antes del suceso (el 16 de noviembre de 1457 según Villar y Macías), Alonso, el primogénito, había fallecido. María Enríquez de Monroy, hija de la Brava, casó con su primo Alonso Rodríguez de la Varillas y de ambos nació Gonzalo Rodríguez de Monroy que heredó el mayorazgo de Villalba, fallecido en 1502, que casó con doña Inés Maldonado de Monleón. Este matrimonio explica la presencia del escudo Maldonado en la casa, ya que D. Gonzalo, señor de Villalba, debió reconstruir la casa o bien reformar la fachada para adecuar la heráldica de la misma a la nueva situación.  El profesor Julián Álvarez Villar, defiende este último supuesto estimando la construcción del edificio en la primera mitad del siglo XV, cuyos caracteres corresponden a esa época.

Del edificio original apenas queda nada tras las muchas reformas a las que ha sido sometida durante siglos. El amplio zaguán y una escalera parecen corresponder a reformas del siglo XVII. Según Cuadrado fue reedificada “a lo moderno” en la primera mitad del siglo XIX, utilizado para ello piedra del convento de San Bernardo que había resultado destruido durante la Guerra de la Independencia. Fue utilizada para la enseñanza, inicialmente como “Colegio de 1ª y 2ª enseñanza San Ignacio de Loyola” y luego desde 1904 como “Liceo Escolar”. El Centro Farmacéutico Salmantino se instaló en el edificio en 1919 y estuvo allí gran parte del siglo XX.
La casa fue adquirida por Caja Duero por 14 millones de euros en 2007 y utilizada efímeramente como espacio expositivo. Se llegó a hablar en 2009 de la instalación del Museo de las Culturas Americanas de la Fundación Gabarrón (del escultor Cristóbal Gabarrón), sin embargo las serias dificultades financieras de Caja Duero y su incierto futuro tiene hasta la fecha todos los proyectos paralizados.

Escudo de Monroy
Escudo de Maldonado
Todo el interés del edificio recae en su fachada de piedra franca, de gran armonía a pesar de sus pequeñas dimensiones. Sobre la puerta de arco de medio punto con grandes dovelas, un balcón posible modificación de un ajimez y sobre este un hermoso dintel o toza de piedra labrada que muestra frondosas hojas de cardo (cardinas), sobre las que descansa el escudo de los Enríquez de Sevilla con corona real abierta, en recuerdo de su origen, a la izquierda del balcón para el observador, el escudo de los Monroy, las mismas armas que pertenecieron a doña María, y a la derecha el de los Maldonado, presumiblemente de doña Inés Maldonado, correspondiendo por tanto la heráldica a la casa de Gonzalo Rodríguez de Monroy. Un alfiz gótico quebrado y con bolas, parte de los salmenes de la puerta y rodea todos los elementos decorativos.

Escudo de Enriquez de Sevilla

Se desconoce la fecha de la muerte de doña María la Brava. Durante la existencia de la iglesia de Santo Tomé, se consideraba por tradición que un enterramiento con estatua yacente sin epitafio, sito en dicha iglesia, era el enterramiento de doña María. Se sabe, sin embargo, que se encuentra enterrada en la capilla mayor de la iglesia de Villalba, junto a su esposo. No existe noticia fidedigna sobre el lugar del enterramiento de Pedro y Luis Enríquez de Sevilla.

Pequeños escudos de Monroy y Enríquez
de Sevilla en una pared renovada del edificio
de la casa de María "la Brava"


Relato de la muerte de sus hijos y la venganza de doña María "la Brava" de Alonso de Maldonado, el mas antiguo y, acaso, correcto al tratarse de un escritor coetáneo.

« y porque viene ahora a propósito, quiero contar un hecho romano que hizo una destas señoras, que se llamaba doña Maria de Monroy. Como esta fuese casada en Salamanca con un caballero que se llamaba Enrique Enriquez de Sevilla, señor de Villalba, y como este muriese, y quedase doña Maria harto moza y hermosa, y quedase con dos hijos y una hija, supo dar tan buena cuenta de sí, que fué ejemplo maravilloso su vida. Pues siendo sus hijos de doña Maria Monroy, el uno de diez y nueve anos (Pedro) y el otro (Luis) de diez y ocho, asaz eran dispuestos. Estos Enriquez tomaron estrecha amistad con otros dos caballeros de la ciudad, hermanos, que se llamaban los Manzanos (Gomez y Alonso), y como Enriquez el menor estuviese un dia jugando, vinieron sobre porfias a reñir y echar mano a las espadas, de donde sucedió que como los Manzanos y sus criados estuviesen juntos, mataron al Enriquez, que solo estaba, y como los Manzanos lo vieran muerto, hobieron consejo, que se temieron de Enriquez el mayor, que le conocian por muy buen mancebo, y dijo el uno dellos que sería bien que lo enviasen a llamar que se viniese a jugar, y que venido le matarian, y así fué fecho, porque no tuviesen de que temer. Venido que fué el Enriquez, le mataron en un corredor, y andándose paseando el uno con el otro, Manzano le hirió de gran herida con una chuza. El Enriquez echó mano a la espada, como hombre de buen corazón, pero poco le aprovechó, porque luego le mataron; los Manzanos se fueron a Portogal. Sabida esta nueva por toda la ciudad, luego sus parientes trajeron estos dos hijos delante de su madre, que tan regalados los había criado, haciendo esquivos llantos. Todos pensaron que doña Maria perdiera la vida de pesar, según los queria, y, ciertamente, el aspecto de los mancebos enternesciera a quien quiera. Doña Maria les ponía los ojos sin echar una lágrima, ni hacer ningún acto mugeril, mas estaba con el corazón tan fuerte que ningún varón romano se le igualaba; asaz se parescia en su gesto la ferocidad de su ánimo, y todos tomaban espanto de vella con tanto sosiego. Los parientes de los mancebos muertos le dijeron que los enterrasen: dona Maria respondió: que ellos hiciesen dellos lo que quisiesen; y, en siendo noche, doña Maria cabalgó, y se fué a Villalba, y llevó consigo veinte de a caballo muy bien armados : diciendo que no quería que la matasen a traición, como habían hecho a sus hijos. Como doña Maria llegase a la mitad del camino, juntó los suyos, y hízoles una habla, en la cual les muestra como su corazón es vuelto todo a la venganza de sus hijos y que no quería vivir sino para esto. En gran manera espantados los suyos le respondieron, que los Manzanos estarían ya en alguna fuerza de Portogal, a donde por entonces no podían ser habidos: dona Maria respondió no haber cosa más fuerte que el corazón del hombre, y queste queriendo, todo era suyo, y que ella quería dejar su hábito allí y usar el oficio de buen capitán ; que en los peligros les prometía ser la primera ; y diciendo esto, se fue a Portogal, y envió sus espías, a saber dellos ; y dióse tan buena maña, que antes de un mes, como supo el logar donde estaban, se fué una noche a más de media noche a la posada de los Manzanos, y con un vigon que llevaban los veinte escuderos, y ella delante con sus armas, del primer golpe dieron con las puertas en el suelo, y no eran bien caidas en el suelo, cuando doña Maria estaba dentro con diez escuderos, y los otros diez quedaban guardando la puerta y unas ventanas. Los Manzanos, como los vieron ante si, comenzaron a pelear y a llamar en su ayuda a los del logar, de manera que la cosa se hizo tan animosamente, que los portogueses por priesa que se dieron no llegaron a tiempo, porque las cabezas de los Manzanos cuando ellos llegaron estaban ya en la mano izquierda de doña Maria de Monroy. Ella y los suyos cabalgaron a priesa en sus caballos y se fueron ; y llegaron un dia a medio dia a Salamanca, que todos pensaban que estaban en Villalba, y fuese a apear derecha a la Iglesia donde estaban sus hijos enterrados, y puso las cabezas que traia sobre las sepulturas de sus hijos, y de ahí se vino a su casa. Gran espanto puso este hecho en toda la tierra.” 






El palacio de Garcigrande

"Abandonado de sus dueños, fue casa de banca y hoy sirve de abrigo á varios vecinos á la vez, pero no ha logrado perder su prestancia y su alegría y desde la mañana á la noche recibe los besos y las caricias del sol, que lo ha dorado y enrojecido."

JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS, 1930



Las diversas reformas efectuadas en el palacio, sobre todo desde que dejó de pertenecer al vizcondado de Garcigrande, han cambiado enormemente la fisonomía de esta casa erigida a mediados del siglo XVI para los señores de Zaratán. Mantiene, aún así, la línea de calle, la portada renacentista y varios huecos de ventana. El vizcondado de Garcigrande fue creado en 1761 en la persona de D. Carlos Espinosa Castillo y Mendoza, señor de Zaratán, por lo que el edificio recibió el nombre de palacio de Garcigrande. No se dispone de documentación sobre su autor, pero ha sido atribuido, por su estilo constructivo, a Rodrigo Gil de Hontañón.

En septiembre de 1898, el banquero Florencio Rodríguez Vega adquirió el edificio al quinto vizconde de Garcigrande, D. José María Espinosa y Villapecellín, para instalar su despacho, tras un intento infructuoso de compra por parte del Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia. La reforma efectuada afectó fundamentalmente al número y tipo de ventanas en los muros y a su interior. La banca de D. Florencio permaneció allí hasta 1915. A partir de entonces ocuparon el edificio un rosario de inquilinos. En 1915 la empresa de electricidad La Unión Salmantina y en 1918 lo hizo la Academia Salmantina, etc. Hasta que en 1960 el edificio fue adquirido por la, entonces, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca1. Luis Gutiérrez Soto fue el encargado del proyecto de remodelación del edificio para su adaptación a Sede de la Caja, que alteró la distribución de ventanas y balcones y añadió una galería sobre el tejado no muy de acuerdo con el estilo del edificio.

Lo más notable del edificio es su portada, cuya entrada se decora con columnas de fustes estriados terminadas en hermosos capiteles platerescos que soportan un sencillo entablamento. Dos magníficos medallones se sitúan en las enjutas del arco de entrada. Sobre el acceso se abre la ventana principal flanqueada de pequeñas pilastras en arista, que partiendo de ménsulas soportan un sencillo entablamento, a juego con el anterior, sobre la que se encuentra su escudo principal, partido con los apellidos Espinosa y Santiesteban. Completan la decoración otros dos escudos, a la derecha, para el observador, el partido de Brochero y Santiesteban y a la izquierda el partido de Girón y Guzmán.
Muy interesantes resultan también la ventana y balcón en ángulo, cuyas jambas y arcos sobre impostas muestran una característica decoración del siglo XVI. Son únicas en la ciudad, ya que solo podemos citar la de la Casa de los Niños del Coro y se encuentra tapiada.

Fue declarado monumento nacional en 1961.
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El edificio fue comprado por la Caja de Ahorros en 1960 a D. Florencio Rodríguez Rodríguez-Vega, hijo de D. Baldomero Rodríguez Campal de Dª Luisa Rodríguez-Vega, hija de D. Florencio Rodríguez Vega y Buffin y de Dª Sergia Brusi Crespo.





El palacio de Solís
Edificio de la telefónica



En la provisión del príncipe Juan para el empedrado de las principales calles de la ciudad de 1497, se dice: e la calle de conçejo de ençima desde el meson de los toros hasta la plaça de Santo Thome, que es del cabo de la casa de Pedro Suares de Solis, en referencia a la casa que Alfonso de Solís, primer señor de la torre de Moncantar, levantó en las inmediaciones de la plaza de Santo Tomé (Plaza de los Bandos) en 1449. El rey Juan II, trató de evitar la construcción de este edificio, que más que casa debió ser fortaleza de grandes torres, para evitar enfrentamientos entre los bandos de aristócratas que en aquel momento disputaban el control de Salamanca. Solís ignoró la orden real y su ejemplo funcionó como norma, logrando que en época de los Reyes Católicos la plaza de Santo Tomé se encontrara rodeada de torres.
El 26 de diciembre de 1477 fue fundado el mayorazgo de esta casa en el que se vincularon las casas y torres de cal y canto que edificó Alfonso de Solís. 
En la plaza de Santo Tomé se celebraron los actos del casamiento del príncipe Felipe, futuro Felipe II, con doña María de Portugal en el año 1543. La futura reina se hospedó en el palacio de los Solís, que en aquellos momentos pertenecía a María de Solís y Fonseca, casada con Diego Ruiz de Lugo, y el príncipe en la contigua de la calle Concejo que había erigido pocos años antes Cristóbal Suárez de Acebo, primer señor del Villar del Profeta, contador mayor y tesorero del emperador Carlos V. Otros autores afirman que el príncipe se hospedó en el convento de los Jerónimos (hoy Fábrica de Mirat).
La casa, o lo que quedaba de ella, formó parte en el siglo XVIII del convento de San Elías 
de los Carmelitas Descalzos, hasta que su desamortización en la primera mitad del siglo XIX la hizo pasar a manos privadas. La gran variedad de inquilinos y las continuas reformas, acabaron de desvirtuar totalmente el edificio que a principios del siglo XX sólo conservaba de su antiguo esplendor, la portada principal y el balcón gótico de la calle Concejo.
En 1928, el edificio fue adquirido por la Compañía Telefónica Nacional para la instalación de sus oficinas en Salamanca. El proyecto fue realizado por José María de la Vega y Samper y aprobado en septiembre de 1928, con una modificación posterior para subir una altura. Fue terminado en 1929 y mostraba claras referencias al Palacio de Monterrey.



En el nuevo edificio se incluyeron los restos del viejo palacio. En la calle Concejo, la ventana gótica cuadrada sobre la que una toza labrada con motivos vegetales contiene el escudo del apellido Rodríguez, bajo la ventana, otra toza contiene tres escudos, en el centro, la posición principal, tiene el escudo del apellido Solís sostenido por dos sirvientes, todo muy deteriorado, a la izquierda, para el observador, el escudo del apellido Monroy y a la derecha el de Rodríguez de las Varillas o Villafuerte rodeados ambos con motivos vegetales. El conjunto está rodeado por un alfiz quebrado completo. La presencia de estos apellidos es debida a diversos entrecruzamientos familiares. Así, en Pellicer podemos leer “En Juan Alfonso de Solís muerto en 1641 como obispo de Puerto Rico, se quebró la varonía primogenia de la casa de los Rodríguez, que unida con la de Solís y con este apellido avia durado casi trescientos años desde Pedro Rodríguez de las Varillas ( hijo segundo de D. Juan Rodríguez de las Varillas y doña María Fernández de Monroy) y de Dª Aldonza Suárez se Solís su muger”, párrafo en el que encontramos mención a los cuatro apellidos. En la plaza de los bandos, el acceso del siglo XVI con arco de medio punto flanqueado por columnas estriadas sobre fustes. 
En la reconstrucción, sobre la puerta se abrió un balcón rematado en frontón y en las enjutas del arco de acceso se labraron medallones que representan a un charro y una charra.



Vista desde el mirador de la casa Solís
 Fondos fotográficos de Telefónica ca. 1929


La foto sorprende no solo por lo inusual del lugar, el mirador de la torre del edificio Solís de la Telefónica en la plaza de los Bandos, si no también por lo cambiado del entorno que se observa desde ella.

Corría el año de 1449 cuando, a pesar de la oposición del rey Juan II que intentaba evitar el enfrentamiento entre los bandos de nobles que se disputaban el control de la ciudad, D. Alfonso de Solís, primer señor de la torre de Moncantar, levantó en las inmediaciones de la plaza de Santo Tomé (Plaza de los Bandos) una fortaleza de grandes torres, más castillo inexpugnable que palacio urbano. A su construcción siguieron la de otras casas nobles del bando de Santo Tomé que rodearon de grandes torres la pequeña iglesia románica de la que había tomado nombre su partido. Durante sus años de esplendor, el palacio llegó a hospedar a doña María de Portugal para celebrar los actos de su casamiento, en 1543, con el príncipe Felipe, futuro Felipe II. 
La casa de Solís, o lo que quedaba de ella, formó parte en el siglo XVIII del convento de San Elías de los Carmelitas Descalzos, cuyo único resto es la iglesia del Carmen de Arriba, hasta que su desamortización, en la primera mitad del siglo XIX, la hizo pasar a manos privadas. 
La gran variedad de inquilinos y las continuas reformas, acabaron de desvirtuar totalmente el edificio que a principios del siglo XX sólo conservaba de su antiguo esplendor, la portada principal y el balcón gótico de la calle Concejo.
En 1928, el solar fue adquirido por la Compañía Telefónica Nacional para la instalación de sus oficinas en Salamanca. El proyecto, de estilo neoplateresco, fue realizado por José María de la Vega y Samper y aprobado en septiembre de 1928, con una modificación posterior para subir una altura. Fue terminado en 1929 incorporando los restos del antiguo palacio. 
Desde la balconada-mirador de la torre, claro guiño al Palacio de Monterrey, la fotografía nos permite ver el edificio del hotel del Comercio, que ocupaba el solar del edificio del Banco de España, y tras él, a la izquierda, la torre del campanario de la iglesia de San Boal. Alguna columna tapa la visibilidad de la torre de San Juan de Sahagún.


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La inminente inauguración, en el edificio Solís, de las oficinas de
la Compañía Telefónica Nacional de España en Salamanca. 1929
 Fondos fotográficos de Telefónica.






Los operarios iban y venían, ocupados en dar los últimos retoques en el edificio Solís, en la plaza de los Bandos. Faltaba poco para inaugurar las oficinas de la Compañía Telefónica Nacional de España en Salamanca. La central telefónica de Salamanca se iba a convertir en una de las más avanzadas de España, al estar junto con otras siete centrales, además de la de Madrid, sujeta al proceso de automatización.

Los vehículos aparcados, más que parte del reducido parque móvil local de aquellos años (unos 2.300 en toda la provincia), parecen ser los coches oficiales que habían trasladado al séquito de autoridades y representantes de la empresa para el acto. Tal vez sean Ford A, o Renault monasix o monastella, propios de finales de la década de 1920, que nuestro imaginación asocia a gánsteres de los felices años 20. Algunos de estos vehículos permanecieron rodando por las calles españolas hasta los años 50 y 60, con límites de longevidad que hoy nos parecen increíbles. Claro que para ello su propietario debía de ser chófer y mecánico, cosa que se nos antoja todavía más extraordinario.
El edificio fue diseñado por el arquitecto D. José María de la Vega Samper (1900-1980) que colaboró intensamente con la CNTE antes de la Guerra Civil proyectando, solo o en compañía, las centrales en Madrid (Delicias), León, Pamplona, Salamanca, Valladolid, Gijón, Logroño, Vitoria, Lérida, Santiago de Compostela, Coruña y Vigo. Utilizando en ellas una gran variedad de registros arquitectónicos, siendo el estilo historicista (neoplateresco) el empleado en la de Salamanca. En el nuevo edificio quedaron integrados los únicos dos vestigios históricos de la casa señorial que D. Alfonso de Solís edificó a mediados del siglo XV en el solar: el acceso del siglo XVI con arco de medio punto flanqueado por columnas estriadas sobre fustes y la ventana gótica enmarcada en un alfiz completo y tozas labradas con motivos heráldicos.
Se aprecia en la vecindad del edificio por la plaza de los Bandos el solar vacío en donde, en 1932, se construyó el edificio que sería sede de la Caja de Previsión y que, tras albergar durante muchos años las oficinas de la Seguridad Social, hoy se ha convertido en Centro de la Memoria Histórica. Por la calle del Concejo, el patio del edificio sirvió, tiempo después, para la ampliación del mismo, elevándose además en una altura.


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Los escudos de la Caja de Ahorros




Flanqueando la puerta principal del edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca (actualmente Caja España de Inversiones Salamanca y Soria, CEISS) abierto a la plaza de los Bandos, podemos observar dos hermosos escudos nobiliarios, cuya antigüedad es mucho mayor que el edificio sobre el que se encuentran. ¿Cual es su procedencia?


Estos dos escudos se encontraban, según algunas fuentes, en la Plaza de Santa Teresa, colocados sobre las puertas de una tapia que servía de cierre a un taller de cerrajería. A finales de los 70, con la urbanización de la plaza y la construcción del edificio de la Caja de Ahorros, los escudos fueron retirados y luego colocados en su ubicación actual. Pero esta no era la situación original de los escudos, ya que que provenían de una casa gótica, situada en la calle Toro esquina con la calle Brocense frente al teatro Liceo. La casa presentaba una puerta con grandes dovelas y un alfiz quebrado que contenía un balcón, posible modificación de una ventana o ajimez, y tres escudos en triángulo. 

Casa de Rodríguez de las Varillas, en la
calle Toro. Derribada.

El escudo principal, sobre el balcón, pertenecía a la conocida familia salmantina Rodríguez de las Varillas o Villafuerte, razón por la cual la casa era conocida como casa de Rodríguez de las Varillas, este escudo se conserva en el Museo de la Ciudad. A la izquierda, para el observador, se encuentra el escudo partido de lo que parece ser el apellido Urrea y el de Ovalle y a la derecha el partido de Paz y de Enríquez de Salamanca. Al derribo de esta casa, los escudos serían trasladados a la plaza de Santa Teresa. Su ubicación, aunque parezca caprichosa, estaría relacionada con la existencia en sus proximidades de un antigua casa de los Rodríguez de las Varillas, condes de Villagonzalo.

Escudo Urrea (?)- Ovalle

Escudo Paz - Enríquez de Salamanca






La casa de banca de D. Matías Blanco Cobaleda

A mediados del siglo XIX (1850), D. Florencio Rodríguez Vega, funda una modesta casa de banca, cuyas oficinas instala en la plaza del Corrillo. Se dedicaba a la compraventa de valores de la Deuda Pública, industriales y mercantiles, descuento de letras, expedición de giros y cartas de crédito sobre pueblos y capitales de la península y del extranjero, cambio de oro, billetes y monedas extranjeras y descuento de cupones y cuentas de depósito con interés.
La prosperidad del negocio le permite trasladarlo al nº1 de la plaza de los Bandos, palacio de Garcigrande, en 1898. Adquirió el edificio al quinto vizconde Gracigrande, D. José María Espinosa y Villapecellín, tras el intento infructuoso de compra por el Ayuntamiento de Salamanca que pretendía instalar allí la Audiencia.
Después de su muerte ocurrida en marzo de 1902, la banca continuó funcionando bajo la dirección de su viuda e hijos.

D. Matías Blanco Cobaleda era hijo de D. Manuel Blanco, rico propietario, ganadero y ex diputado provincial y Dª María Antonia Cobaleda. En 1902 contrajo matrimonio con Laura Rodríguez Brusi, hija de D. Florencio. Se hizo cargo de la gerencia de la casa de banca, tras la muerte prematura de Miguel Rodríguez Brusi y del abandono de la empresa de Ignacio Rodríguez Brusi, que instaló por su cuenta, la casa de Banca “Hijo de Florentino Rodríguez Vega”, en el nº32 de la Plaza Mayor, en la casa que el señor Zabala poseía en la acera de Correo.
La casa de banca de D. Florencio fue liquidada el 31 de diciembre de 1914, y a partir del 1 de enero de 1915, D. Matías Blanco Cobaleda abrió su propia casa de banca, continuando los negocios de su suegro. Permaneció en las oficinas del palacio de Garcigrande, solamente un mes ya que las trasladó a la casa que había edificado, en mayo de 1908, en el lado Oeste de la plaza de los Bandos, en la confluencia con la calle Peña Primera. La fachada de estilo gótico fue diseñada por Santiago Madrigal y ejecutada por el marmolista Ángel Seseña.


Sus funciones continúaron siendo las  propias de una casa de banca: compra y venta de valores, cambio de moneda y billetes extranjeros, descuento de Letras sobre España y extranjero, descuento y cobro de cupones, giro sobre plazas nacionales y extranjeras, cartas de crédito, depósitos de valores, cuentas corrientes abonando intereses, cuentas corrientes a plazo interés convencional, cuentas de crédito con garantía personal, cuenta de crédito con garantías de valores. Además de la habituales funciones de representación y corresponsalía de diversos bancos nacionales. 
El negocio prosperó y pronto tuvo una gran influencia en la vida económica y comercial de la ciudad. Se convirtió en accionista mayoritario de la compañía salmantina de Almacenes Generales de Depósito, inaugurada el 1 de noviembre de 1916 y fue miembro del consejo de administración de la Caja de Ahorros de Salamanca. A pesar de esta última circunstancia, decidió dar un paso más hacia su constitución como banco comercial, instalando, en 1920, una sección de caja de ahorros para el crédito popular, para lo que reformó sus oficinas con las correspondientes taquillas de reintegros e imposiciones.
Interior de la banca de Matías Blanco Cobaleda

Ventanillas de reintegros e imposiciones

La Gaceta Regional de Salamanca nació el 20 de agosto de 1920, siendo su mayor accionista D. Matías a través de la compañía “Editorial Castellana S.A.”. El periódico nació con tendencia conservadora y afín a los fundamentos ideológicos de la CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas, de D. José María Gil Robles. Con la llegada de la República, D. Matías Blanco Cobaleda cedió, el 8 de septiembre de 1933,  la presidencia de la empresa editora a José María Gil Robles, dejando en el consejo de administración a su sobrino e hijo político D. Andrés García Blanco, su mano derecha.
En 1927, adquirió el control de la distribuidora eléctrica “la Unión Salmantina” que en 1933 fusionó con el resto de empresas del sector de Salamanca para constituir “Electra Salmantina”.
La banca de D. Matías Blanco Cobaleda, pasó a ser sociedad en 1942 y se denominó Banco Matías Blanco Cobaleda S.A. y en 1957, se constituyó como Banco de Salamanca.

Banco de Salamanca, constituido en 1957

Durante los años 60, sobre el solar del antiguo banco y del resto de las fincas del lado Occidental de la plaza de los Bandos hasta la calle de Santa Teresa, se construyó el edificio en cristal, hormigón y piedra franca que podemos contemplar en la actualidad. En 1972, ya en la órbita del Banco Popular, se transformó en Banco de Castilla para acabar totalmente absorbido por el Banco Popular en 2008.