Calle de Juan de la Fuente



El Correccional y las “Golosas” 
La calle Juan de la Fuente 
Autor desconocido década de 1920


Hubo un tiempo que en esta ciudad de nuestros amores, muchas de sus calles, angostas y desaliñadas, se mostraban confinadas entre muros conventuales. No en vano, a mediados del siglo XVIII, este poblachón de apenas 15.200 habitantes, encerrado en una muralla que Bernardo Dorado había recorrido en apenas 6.366 pasos, contaba con 41 edificios eclesiásticos entre conventos, monasterios y colegios, además de 27 parroquias, 14 ermitas, 2 hospicios, 5 hospitales y 24 colegios seculares (Catastro de Ensenada). Algunos lugares de la Salamanca del siglo XXI aún evocan aquellos paisajes urbanos y aún más lo hicieron en la primera mitad del siglo XX. Así lo demuestra esta imagen de la década de 1920 que tanta extrañeza produce a ojos actuales aunque sea fácil de identificar a la vista de la iglesia del convento de San Esteban.

Se trata de una vista desde la calle de Juan de la Fuente que antaño se conoció como calle de las Golosas en alusión a las monjas dominicas del convento de las Dueñas, cuyos muros se observan a la derecha de la imagen, y a los exquisitos dulces que todavía elaboran y venden. A mediados del siglo XIX (1859), la calle cambió oficialmente su nombre por el de Arroyo de Santo Domingo, aunque parece que popularmente continuó utilizándose el apelativo de Golosas. Finalmente, en 1889 recibió su nombre actual como homenaje a D. Juan de la Fuente Álvarez-Cedrón por su excepcional trabajo durante la epidemia de cólera de 1885 ocurrida mientras era alcalde de la ciudad. D. Juan, conde (consorte) de Crespo Rascón, fue hombre muy querido en Salamanca por esta y otras razones, llegando a ser diputado a cortes y senador por el partido conservador.

Toda la acera izquierda de la calle perteneció en otro tiempo al desaparecido convento de los Trinitarios Descalzos que, tras su desamortización en el segundo cuarto del siglo XIX, el Estado dedicó a presidio correccional. Función efímera, pues pronto fue trasladado a Valladolid. Fue cedido entonces al Ayuntamiento con la obligación de dedicarlo, al menos en parte, a cuartel y así se estableció uno de Carabineros y más tarde otro de la Guardia Civil, que como sabemos permaneció allí hasta finales del siglo XX en el lugar que hoy ocupa el edificio de los juzgados. La iglesia del convento, que pasó a pertenecer a la Diócesis y que hoy conocemos como iglesia de San Pablo, se mantuvo abierta, primero para dar culto a Jesús Rescatado por la antigua Congregación Trinitaria y más tarde como parroquia, al ser trasladadas allí en primer lugar la de San Justo, en 1886, y posteriormente la de San Polo, en 1892.
El resto de las dependencias del convento de Trinitarios Descalzos, aquellas que miraban hacia la calle Juan de la Fuente y al curso del Arroyo de Santo Domingo, quedaron para uso del Ayuntamiento y durante muchos años, hasta bien entrado el siglo XX, su recinto se conoció popularmente con el nombre de “El Correccional”, en recuerdo a su breve utilización como tal. Se empleó, entre otras muchas cosas, como almacén municipal*, albergó una panadería o tahona reguladora que se ponía en funcionamiento en tiempos de problemas de suministro, fue parque de bomberos, perrera municipal y en él estuvo el laboratorio de análisis del municipio. Pero su utilización más constante fue la beneficencia municipal, allí se repartieron las “patentes de pobre” para atención sanitaria gratuita y el trabajo eventual para el municipio a obreros en paro en épocas de escasez. Se creó un asilo para mendigos en 1867, continuado en 1910 por la Asociación para la Mendicidad que instaló cocinas y comedores para pobres. Aún hoy, heredero de esa acción benéfica, se ubica en esta acera izquierda el Hogar Municipal de Acción Social.

Los muros del fondo de la calle, que en otro tiempo pudieron ser los del convento de Santa Rita y de San Antonio Abad, fueron eliminados a finales de los años 40 del siglo XX para la apertura del último tramo de la Gran Vía, el ensanchamiento de la calle del Rosario y la eliminación de la calle Rodríguez del Manzano.

*Todo tipo de cosas se guardaron en ese almacén: pertrechos de cabezudos y gigantillas, templetes desmontables, mobiliario urbano, material de construcción, etc. De hecho, pensamos, que las piedras acumuladas en la calle, como se aprecian en la imagen, son materiales de construcción de algún derribo almacenados en espera de su utilización y no una reparación de la calle o sus edificios que no nos consta.
© C.H. fc 29/08/17 Rev. 00



Calle de Juan de la Fuente en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012